La Guardia Civil ha rescatado en aguas de Alicante una tortuga de la especie Caretta caretta que se encontraba enganchada en un conjunto de botellas de plástico empleadas, probablemente, para señalizar artes de pesca ilegales. Un Buque del Servicio Marítimo de Cádiz que se encontraba vigilando aguas de la provincia alicantina rescató al ejemplar.

El pasado 5 de julio, el Buque Oceánico de la Guardia Civil Río Miño, con base en Cádiz, se encontraba navegando a 40 millas náuticas al través de la localidad de Alicante, para vigilar el cumplimiento de la prohibición de pesca de ejemplares de atún rojo, dada por la Secretaria General de Pesca, del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, a las embarcaciones recreativas.

Durante la navegación, el Servicio Marítimo de la Guardia Civil, detectó varias botellas de plástico flotando a la deriva, unidas por un cabo amarillo, lo que llamó la atención de la tripulación, ya que este sistema es empleado con frecuencia para balizar artes de pesca ilegales.

Al aproximarse para comprobar qué tipo de arte marcaban, los agentes se encontraron con la triste sorpresa de que se trataba de una tortuga marina, atrapada por su aleta delantera izquierda en los cabos que unían las botellas. Con sumo cuidado, los agentes la subieron a la embarcación para colaborar a su liberación.

Desde la Guardia Civil se contactó con responsables de la Unidad de Zoología Marina del Instituto Cavanilles de Biodiversidad y Biología Evolutiva, de la Universidad de Valencia, que determinaron que se trataba de un ejemplar de Caretta caretta.

La Caretta caretta, también conocida como tortuga boba,​ habita en el océano Atlántico, Pacífico e Índico, así como en el mar Mediterráneo. Está clasificada como una especie vulnerable por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) y está incluida en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES). El comercio internacional en esta especie es considerado ilícito.

Muchas actividades humanas tienen efectos negativos sobre las poblaciones de tortugas bobas. Las basuras en el mar, tales como aparejos de pesca, forman la mayor amenaza para las tortugas bobas. A menudo se enredan quedando atrapadas y sufriendo lesiones que, con frecuencia pueden ser graves graves, o incluso provocarles el ahogamiento.

La Red de Atención a Varamientos de Cetáceos y Tortugas Marinas de la Comunidad Valenciana, formada por la Conselleria de Medio Ambiente, la Fundación Oceanogràfic y la Universidad de Valencia, trabajan de forma conjunta para reducir el impacto de la acción del hombre en la población de esta especie.

Ante un hallazgo de este tipo, el protocolo indica que nunca se retire el enmallamiento que atrapa al animal. Desde la localización, se avisará inmediatamente al 112. A ser posible, se realizará el traslado del ejemplar hasta el puerto, sin agobiarlo, y tratando de mantenerlo hidratado. Una vez allí, los especialistas lo trasladarán hasta el centro de recuperación, donde será retirada la basura, evaluado el daño producido y tratado para su correcta recuperación.

Los especialistas de la Unidad de Zoología Marina advierten que otra de las principales amenazas para la especie se da durante el periodo de anidación, que coincide con el inicio de la época estival. Advierten que, en caso de ser avistado un nido de tortuga en la playa, nunca debe ser tocado, ni molestada la tortuga, llamando igualmente al 112 para advertir del hallazgo.