Abel Coupeau, un belga de Gent de 43 años, es uno de los propietarios de uno de los apartamentos del edificio de Font Nova que el miércoles pasado quedaron hechos añicos por el derrumbe de parte de la instalación. Él está buscando ayuda para ver cómo y cuándo puede recuperar una urna metálica y sellada, que guarda algo muy especial. Las cenizas de su padre que tenía en el armario y que tenía que esparcir sobre el mar que baña Peñíscola. 

Estuvo en su apartamento hasta una semana antes del derrumbe. El domingo regresó porque quiere recuperar "parte de mi vida, a mi padre". No sabe a quién acudir. "Llegamos y vimos a la Guardia Civil por la zona del derrumbe, pero nos dijeron que no era competencia suya. Nos remitieron hablar con la Policía Local y ésta a los Bomberos. Ellos entendieron mi problema, algo muy sensible y personal, pero ellos no pueden hacer nada sin una orden policial", asegura Coupeau.

Buscó ayuda en el Consulado belga, sito en Alicante. "Me dieron que era algo personal y ahí ellos no podían hacer nada. Me siento muy decepcionado y desamparado por mi Consulado", destacó. Está convencido que la urna con las cenizas de su padre no se ha roto y la quiere recuperar. "No sé ni qué hacer", se lamenta. "Mi padre y yo descubrimos Peñíscola en 2015 y nos enamoramos de ella. Al poco tiempo falleció víctima de una larga enfermedad, y sus deseos eran venir a morir a esta ciudad, y que sus cenizas fueran esparcidas en el mar. Me gustaría que su deseo se pudiera cumplir, ya que en su día no pudo", clama este ciudadano belga.

Su deseo no es otro que cuando se pueda acceder a la zona derrumbada pueda buscar esa urna que atesora un valor muy sentimental para él.