David S. O., alias El Tuvi, en prisión desde junio pasado por el asesinato de Wafaa Sebbah en Carcaixent, será interrogado, por fin, como investigado en la causa abierta por el homicidio de Isabell Elena Raducanu, la mujer de 36 años y embarazada de seis meses que fue estrangulada y acuchillada en 37 ocasiones en su domicilio de Xàtiva a primera hora de la tarde del 11 de junio de 2019, cinco meses antes que la joven de la Pobla Llarga. La imputación de El Tuvi en esta causa planea sobre su cabeza desde que el laboratorio de ADN de la Policía Nacional identificó su perfil genético, en mezcla con el de Isabell, en un calzoncillo del putero colocado bajo el pie izquierdo del cuerpo de la víctima y en ambas caras internas de sus muñecas, posiblemente por frotamiento con la prenda.

Tal como adelantó en exclusiva Levante-EMV en junio pasado, tras la detención de David S. O. por el asesinato y desaparición de Wafaa, la jueza del caso de Isabell Raducanu tomó declaración como testigo y no como investigado a El Tuvi el 5 de junio de 2021, once días antes de su arresto por la muerte de la joven de 19 años de la Pobla Llarga. Pese a que tanto la acusación particular, ejercida por los letrados Florentina Marín Pasalodos y Sergio Noguera en nombre de la familia de la víctima, como la defensa del principal encausado por su muerte, Juan Vicente A. N., la pareja sentimental de Isabell en aquél momento, habían pedido desde el inicio a la jueza que El Tuvi compareciese en el juzgado como investigado en este procedimiento (los primeros, para probar que él no fue el asesino, y el segundo, con la intención de exonerar a su patrocinado), la magistrada había denegado esa diligencia. Hasta ahora.

La Policía halló ADN de El Tuvi, mezclado con el de Isabell Raducanu, en un calzoncillo suyo enredado bajo el pie izquierdo del cadáver de la víctima y en la cara interna de sus muñecas

¿Qué ha cambiado? La llegada al juzgado de una parte del sumario por el asesinato de Wafaa Sebbah en la que varios testigos afirman que El Tuvi confesó el asesinato de Isabell a un amigo íntimo meses antes de la muerte de la joven de la Pobla Llarga. Dos de esos testigos incluso habían declarado ya con anterioridad ante el juzgado setabense por el crimen de Isabell, pero entonces guardaron silencio. Un silencio absoluto. Ni ante el grupo de Homicidios de la Policía Nacional ni ante la jueza de Xàtiva dijeron una sola palabra de que supieran, o sospecharan, que David S. O. tenía algo que ver con el brutal asesinato de la embarazada.

Sin embargo, cuando el grupo de Homicidios de la Guardia Civil de València y el de la UCO los citaron a declarar tres días antes de la detención de David S. O., en junio pasado, en el marco de la investigación por la desaparición de Wafaa, sí lo contaron. El principal testimonio es el del exnovio de una amiga de Wafaa. Asegura que, "antes del verano de 2019" -Wafaa no sería asesinada hasta el 17 de noviembre de ese año-, David S. O. le confesó "muy nervioso y angustiado" que "había contratado los servicios sexuales de una prostituta en Xàtiva. Que se desplazó hasta la vivienda de ella, donde discutieron y acabó matándola, sin darle más explicación del asunto. Sí que le dijo que al salir del inmueble, en las escaleras, un vecino lo vio huyendo del lugar, mostrándose temeroso porque esta persona pudiese haberle reconocido y delatarle a la policía".

El testigo fantasma

Pero, ¿estaba diciendo El Tuvi la verdad o solo estaba intentando presumir ante un amigo? Y, si no lo hizo él, ¿por qué confesar un crimen? ¿Por temor al verdadero autor? ¿O porque realmente llegó a atacar a Isabell? Las dudas son inevitables. Y estas declaraciones serán fundamentales para aclararlas, aunque el principal sospechoso, a todos los efectos, continúa siendo Juan Vicente A. N., en libertad provisional, pero imputado por el homicidio.

A su amigo, David S. O. no le contó (ni este le preguntó) cómo la había matado. No mencionó ni el estrangulamiento, ni el acuchillamiento. En cuanto a ese supuesto vecino con el que se cruzó, la Policía Nacional tomó declaración a todos los residentes de la finca y nadie vio a ninguna persona sospechosa. Menos aún, a un hombre que bajaba corriendo por la escalera. Además, El Tuvi mencionó expresamente a su amigo el temor que "le hubiera reconocido y a que lo delatara a la Policía". ¿Por qué? Pese a que siempre ha admitido que era "cliente habitual de Isabell", los vecinos no lo conocían. O no todos. Juan Vicente A. N., novio de Isabell y padre de su hijo nonato, sí conocía, al parecer, a David S. O. Ambos trabajaban en la misma cooperativa hortofrutícola, aunque en municipios distintos, y tenían al menos un amigo en común, precisamente uno de los que declarará ahora ante la jueza de Xàtiva por su conocimiento de esa supuesta confesión.

¿Dos autores o solo muchas coincidencias?

Tras el asesinato de Isabell Raducanu, la Policía echó de menos su móvil, un iPhone 6 de color rosa que nunca ha aparecido, pero también su bolso, su cartera y un seguro de vida. Ese teléfono, sobre el que la Policía tardó en ponerse a trabajar porque Juan Vicente A. N. les dio un número de Imei equivocado, de manera que su rastreo tardó un tiempo en poder hacerse, dejó de funcionar a las 14.08 del 11 de junio de 2019, pero a 15 kilómetros de donde yacía el cadáver de su dueña. La última señal la emitía en la Pobla Llarga, precisamente donde se encuentra el almacén en el que trabajaba Juan Vicente A. N. (y también donde vivía en ese momento El Tuvi). El forense fijó la hora del crimen entre las 13.00 y las 14.00 horas, luego solo su asesino o alguien muy próximo pudo coger ese teléfono (que estuvo toda la mañana posicionando en Xàtiva, junto a su dueña aún viva) y trasladarlo hasta la Pobla.

Ahora, la madeja aún se ha liado más, ya que el amigo de El Tuvi afirma que este no solo le confesó "haber matado a una puta" (de la que ese testigo, al parecer, también era prostituidor), sino que además asegura que "le había quitado un teléfono móvil de la marca iPhone", del que no aportó datos de modelo y color aunque sí "que era de última generación". Y agregó que "lo apaqó de camino y lo escondió en una casa de campo propiedad de sus padres, que está entre Carcaixent y la Pobla Llarga". Precisamente, según la deducción de la Guardia Civil, la casa en cuyo pozo arrojaría cinco meses después el cuerpo de Wafaa después de estrangularla y torturarla.

Pese a ser tan preciso en cuanto al teléfono, no mencionó ni el bolso, ni la cartera ni, por supuesto, el seguro de vida, del que seguramente nada sabía. ¿Hay por tanto, dos autores? Esa es otra pregunta a la que la investigación que lleva la jueza de Xàtiva deberá dar respuesta.

El iPhone rosa, una de las claves para resolver el enigma

El amigo de David S. O. no es el único que ha aportado un dato crucial para resolver el crimen de Isabell Raducanu. Una exnovia de El Tuvi que figura en la causa como testigo protegida reveló otro dato que dota de credibilidad su confesión de que mató a Isabell durante un encuentro sexual pagado en su domicilio de Xàtiva.


Que el teléfono desaparecido de la víctima era un iPhone sí había trascendido públicamente, pero no su color: rosa. Esa testigo protegida declaró, el 11 de junio de 2021, cinco días antes de la detención de El Tuvi por el asesinato de Wafaa Sebbah, que cuando la Guardia Civil le tomó declaración por primera vez por la desaparición de la joven, a finales de diciembre de 2019, nada más salir del cuartel de Carcaixent, «nos fuimos a casa de sus padres, cogió un teléfono móvil, un iPhone 6 de color rosa de un mueble de su dormitorio, nos fuimos a un polígono y lo tiró por la ventanilla, pasando varias veces por encima» hasta destrozarlo. Luego, «cogió los restos y los tiró a unos contenedores». «Estaba muy nervioso y angustiado», asegura, tanto que su único afán «era destruirlo».


De hecho, la joven, al ver el teléfono, le gustó y le pidió que se lo diera o se lo vendiese, pero él se negó en redondo. Así, la Guardia Civil recoge que "a la declarante le gustaba el móvil, llegando a decirle a David que se lo diese o se lo vendiese, respondiéndole David “que no, que se tenía que deshacer de ese teléfono", cosa que hizo ese día, después de declarar David ante la Guardia Civil.


En cuanto a su procedencia, la joven indicó que "no sabe de dónde lo sacó, pero es raro que fuese de color rosa, ya que él no solía usar teléfonos de este color, y tampoco vio que lo utilizase nunca".