El juicio contra el entrenador de fútbol de categoría infantil de un municipio de l’Horta (Valencia) acusado de abusos sexuales a menores y elaboración de pornografía infantil, tras el hallazgo de más de 50.000 archivos pedófilos en varios dispositivos USB de su propiedad, se ha centrado hoy nuevamente, en la segunda sesión de la vista oral celebrada en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Valencia, en la forma en la fue hallado el material pornográfico después de que su esposa abriera en el ordenador uno de los pendrives que encontró, dentro de una caja de chicles, en la mochila de deporte que usaba su marido, y en la que también había ropa interior de niño.

La enorme carga probatoria contra el procesado que aparece en estas imágenes con sexo explícito con menores de edad pretende ser invalidada por la defensa por la forma en la que fue obtenida por la esposa del acusado, quien además tiene un proceso pendiente por un delito de revelación de secretos por haber abierto sin su consentimiento el pendrive donde almacenaba presuntamente el material pedófilo.

El acusado, que se enfrenta a una pena de 50 años y medio de prisión por tres delitos continuados de abuso sexual a persona menor de 16 años, cinco de elaboración de material pornográfico con niños y otro de tenencia de pornografía infantil, como adelantó en exclusiva Levante-EMV, medio que pertenece al mismo grupo editorial que este diario, apenas ha respondido a las preguntas de su letrado, acogiéndose a su derecho a no responder a la Fiscalía.

Sin dar explicaciones por el contenido de lo que aparecía en los dispositivos USB, y tratando de justificar en todo momento que la mochila era de uso particular, el procesado se ha limitado a relatar sus problemas con el alcohol y el consumo de drogas, buscando algún tipo de atenuante en caso de una hipotética condena.

Así, realmente el interrogatorio más exhaustivo se ha centrado en la esposa del acusado, tanto que por momentos parecía que era ella la que estaba siendo juzgada, aunque la Sala le ha aclarado que estaba en su derecho de no responder si algo podía perjudicarla en la causa que tiene abierta por revelación de secretos.

La mujer ha relatado cómo encontró de forma casual, cuando iba a poner ropa sucia de su marido para completar una lavadora, unos calzoncillos de niño en la mochila que había dejado éste en la terraza tras un entrenamiento. En la misma mochila, que era un regalo de un familiar para los dos y que usaban indistintamente ambos -tratando de evitar que pueda ser considerado un atentado contra la intimidad de su esposo-, la testigo encontró varios dispositivos USB, uno de los cuales reconoció que era de casa y que también usaban para ponerle películas al hijo de dos años -de nuevo intenta justificarse por haberlo abierto sin permiso de su marido-.

“Me asusté al ver las imágenes, no sabía si había abusado de nuestro hijo”, reconoce dando muestras de la preocupación obvia de una madre al descubrir que la persona con la que convive y padre de su hijo tiene material pedófilo explícito y ropa interior de niño en la mochila. No siguió viendo más, en ese momento entró su esposo por el deslunado y le exigió que le devolviera “lo que le había quitado”.

La esposa del acusado ha explicado que lo había dejado en la calle esa noche para que le diera el aire porque iba un poco ebrio, y que desconectó el timbre para que no despertara al niño. Respecto a la grabación que aportó a la policía en la que aparece abriendo la mochila y sacando los pendrives de su interior, la mujer reconoce que la grabó después de haber abierto ya el pendrive en el ordenador y ver su contenido. “Siempre tenía una excusa y por eso me puse a grabarlo, no quería que pensaran que estaba loca”, sostiene. De hecho, aunque manifiesta que no sospechaba de la gravedad de los hechos que se le imputan a su esposo, sí que pensó que ocultaba algo, ya que no era la primera vez que se encontraba ropa interior infantil entre sus pertenencias y recordó que una vez vio la imagen de unos genitales masculinos en el televisor.

Respecto a lo primero su marido se justificaba diciendo que era habitual que los jugadores a los que entrenaba, de entre doce a catorce años, se dejaran olvidadas algunas prendas de ropa en el vestuario y que las cogió para devolvérselas. Mientras que el día que vio por casualidad esa imagen pornográfica en la tele, lo atribuyó a que había entrado un virus.

El entrenador acusado de abusos a menores, tapado con capucha gorra y mascarilla, a su salida del juzgado. Ignacio Cabanes

En el momento de los hechos el acusado era el delegado de equipo de categoría infantil de un club de fútbol de un municipio de l’Horta, que este periódico no revela para preservar el anonimato de los menores. El responsable de dicho club ha reconocido que el acusado, militar de profesión, hacía labores también de entrenador aunque no tenía la titulación y que no es extraño que los jugadores a esas edades se dejen la ropa olvidada en los vestuarios, lo que avala la versión del procesado.

La madre de los niños no ha querido denunciar

Tanto la madre de tres de los menores que aparecen en las imágenes pornográficas grabadas presuntamente por el acusado, amigo de la familia e incluso padrino de uno de los niños, y otra víctima identificada, primo de éste, que también fue grabado siendo menor, rehusaron en su momento denunciarlo y únicamente se han limitado a reconocer en el juicio que cuando la policía les mostró las imágenes, la primera identificó sin ninguna duda a sus tres hijos, y el segundo reconoce que es él y que desconocía que su primo lo estaba grabando.

Los abusos a los tres menores se habrían producido en fechas no determinadas de 2014, cuando se quedaba a solas al cuidado de los hijos de su amiga, de cinco, siete y ocho años, tanto en el domicilio familiar como en su piso de soltero. La madre de los niños ha argumentado que no ha querido denunciarlo para no hacer pasar a sus hijos por todo el proceso judicial, ya que los presuntos abusos, según muestran las imágenes, se producían estando los pequeños dormidos, por lo que no son conscientes de lo que pasó. También reconoce que tenía miedo de que si lo denunciaba ello afectara al proceso de divorcio y a la custodia de los menores.

La Fiscalía considera que además de estos tres casos de abusos con acceso carnal a los hijos de su amiga, y de los tocamientos a su primo siendo éste todavía menor, el acusado se aprovechó de su "privilegiada situación" como entrenador de un equipo de infantil para "grabar a los menores cuando se encontraban desnudos en los vestuarios, conservando las grabaciones para su uso e ilícito disfrute".