Isabel salió de casa (en Navalcarnero, Madrid) el viernes 19 de agosto. Venía de un viaje a Grecia con su cuñada y su marido. Aprovechó un descuido, mientras él estaba en el baño. Tenía 57 años y Alzheimer diagnosticado desde hacía dos. A la espera de confirmación del análisis de ADN, todo parece indicar que el cuerpo hallado este martes, 20 de septiembre, es el de Isabel del Castillo. Durante un mes, familiares y voluntarios batieron sin descanso.

José Álvarez, 71 años. Un dispositivo policial rastreaba estos días Alcalá de Guadaíra (Sevilla). Diagnosticado de Alzheimer, el pasado 16 de septiembre estuvo en un centro de salud, entró al cuarto de baño y cuando su mujer acudió porque tardaba mucho, él ya no estaba. Un vecino dijo que lo había visto salir, iba despistado, desorientado. Tras cuatro días de batidas continúas, este martes, 20 de septiembre, también fue hallado su cuerpo sin vida cerca de un arroyo.

Adelina Meiriño tiene 81 años, salió de casa en Sant Just Desvern (Barcelona) el pasado 6 de marzo. La alerta se activó de inmediato. Se fue sola y no regresaba. Tiene, también, Alzheimer dignosticado. Han pasado seis meses desde que arrancó la búsqueda. Nadie da con ella.

Lucía y Josefa tampoco están

Isabel, José y Adelina no son casos aislados. Lucía García, 78 años; regresa a casa tras una fugaz visita a su hermana. Un camino fácil, nada escarpado. La distancia: mínima; apenas 150 metros, tres minutos andando. A plena luz del día, en un área de 33 habitantes, en la pedanía turrera de Royo Morera (Almería), se perdió su rastro. Han buscado, batido y rastreado. Lo llevan haciendo cinco años.

Josefa Padilla, se levantó de la cama de madrugada y, con lo puesto, salió de casa el 3 de septiembre de 2019. Tenía 76 años y, de nuevo, Alzheimer. Aunque no lo sufría en estado avanzado, la cruel enfermedad se volvió indomable. Mostró su peor cara por la noche, mientras sus cuidadores dormían. En camisón, con zapatillas de estar por casa... Cuando se despertaron ya no estaba. Josefa se perdió en el Cortijuelo, una pedanía de Quesada (Jaén), con unos 66 habitantes censados.

Se suman más nombres. La lista es larga. Cada año desaparecen en España decenas de personas mayores. En la mayoría de los casos, padecen enfermedades neurodegenerativas o deterioro cognitivo. Episodios de demencia, Alzheimer, que facilita que se desorienten y no sean capaces de regresar a su domicilio. Helicópteros, voluntarios, investigadores, familiares, expertos, baten con aplomo, pero no encuentran.

En 2021 se denunciaron 905 desapariciones de mayores de 65 años, prácticamente todos con este perfil: Alzheimer, demencia o deterioro cognitivo. Según el informe publicado por el Centro Nacional de Desaparecidos (CNDES) del Ministerio del Interior, del total del registro, 424 de ellos siguen sin ser localizados. Desapariciones, todas, que se convierten en inquietantes, de riesgo extremo, ya que son personas vulnerables. 

Este 21 de septiembre es el Día Mundial del Alzheimer. En España viven 1.200.000 personas con demencia, una cifra que se prevé que se triplique en 2050 cuando se estima que 3.600.000 españoles padecerán la enfermedad. Adelina, Josefa, Lucía, María, Abdon... Salieron desorientados. No regresaron. No pueden. No saben. Sus familias buscan y claman, ruegan que no queden en el olvido -culpable de todo- están perdidos, siguen desaparecidos.