La Guardia Civil ha resuelto en menos de 24 horas el secuestro parental de un bebé ocurrido en el zaragozano Monasterio de Piedra. Los autores del mismo han sido detenidos en la localidad madrileña de Parla. Se trata del padre y el abuelo del niño de 13 meses así como un amigo de la familia. El mejor ha sido localizado y se encuentra bien.

Los hechos que están siendo analizados por el instituto armado tuvieron lugar sobre las 18.44 horas en dicho complejo situado en el municipio de Nuévalos, tras una llamada de alerta al 112 SOS ARAGÓN. Ocurrió cuando la mujer, de 28 años y natural de Ibiza, iba a abandonar el monasterio. Por sorpresa se presentó un coche, salieron dos hombres y le arrebataron al bebé tras forcejear. De hecho, según pudo saber EL PERIÓDICO DE ARAGÓN, el niño pudo haber sufrido algún tipo lesión en uno de sus minúsculos brazos ante la fuerza ejercida por los sospechosos para quitárselo a su madre. Ella, embarazada de seis, tuvo que ser asistida en un centro hospitalario por el ataque de ansiedad que sufrió.

Como responsables del secuestro o abducción, la mujer señaló al padre del menor y expareja de ella y al abuelo del niño, por lo que fue la principal línea de investigación de la Guardia Civil, quien inició las labores para localizar el vehículo empleado por los sospechosos. Fundamental fueron las cámaras de seguridad de la Dirección General de Tráfico tiene a lo largo y ancho de la red viaria para dar con el paradero del turismo del cual se sabía sus características e, incluso, la matrícula.

Desde la Comandancia de la Guardia Civil de Zaragoza se ha destacado que las diligencias abiertas se enmarcan dentro de un caso de violencia machista.

La Benemérita había activado, junto a la Policía Nacional, un amplio dispositivo de búsqueda, ya que se sabía que el padre podría estar residiendo en la Comunidad de Madrid.

En España se regula en el artículo 225bis del Código Penal castiga con pena de dos a cuatro años de prisión al progenitor que cometiera secuestro parental.

En el 2018 otro rapto de similares características puso en jaque a la Policía Nacional que acabó resolviendo el caso. Un padre vecino de Zaragoza se llevó a su hijo y se escondió en Huelva. La pena se quedó en dos años de prisión, conmutados por ocho meses de trabajos en beneficio de la comunidad, así como dos años de privación de la patria potestad del menor y los tres de alejamiento, tanto de este como de la madre.

El joven aprovechó el fin de semana que le correspondía para no devolverlo. El hombre aseguró en una entrevista a este diario que él no lo secuestró, que le quería enseñar la playa. Lo cierto es que nunca avisó de su paradero, pese a la alarma ciudadana que generó el caso.