Tribunales

Dumitru, acusado del robo de Atrio: "Si yo soy el ladrón, ¿dónde están los vinos?"

Constantin habla por primera vez al final del juicio para poner en duda la seguridad del restaurante y para decir de él y su novia: "No deberíamos estar aquí"

Constantin Dumitru junto a Priscila durante su intervención, en la Audiencia.

Constantin Dumitru junto a Priscila durante su intervención, en la Audiencia. / Carla Graw

Miguel Ángel Muñoz Rubio / Gema Guerra Benito

Gafas, abrigo azul, corpulento y rapado. El retrato cara a cara de Constantin Dumitru poco tiene que ver con las imágenes mil veces difundidas por los medios de comunicación de todo el mundo: el de un rubio con aspecto de fornido leñador que ahora se enfrenta a una pena de cuatro años y medio de prisión por haber entrado en una de las bodegas más prestigiosas del planeta.

Hasta hoy la opinión pública no había escuchado de forma tan clara su voz. Fue al final del juicio que se sigue por el Caso Atrio cuando Dumitru brevemente se explicó. "Me vuela la cabeza", dijo, y seguidamente le entró un ataque de tos que justificó porque había tragado mal la saliva. Cierto es que para hablar delante de una sala que ha generado tanta expectación mediática se necesita tragar mucha saliva. Apenas unos segundos le duró el carraspeo y retomó su testimonio, acogido al derecho de cualquier reo de decir la última palabra ante el tribunal que lo juzga.

"Me vuela la cabeza que un hotel de tres estrellas no tenga cámaras de seguridad. No tendríamos que estar aquí", dijo el hombre de 48 años que presuntamente la madrugada del 27 de octubre de 2021 se llevó 45 botellas de vino del relais&chateaux, un golpe que perpetró junto a su novia, la modelo mexicana Priscila Lara Guevara, (veinte años menor que él y también en el banquillo).

Los dos se han negado a declarar en el juicio que comenzó este lunes y que se ha prologando durante dos días no consecutivos. Pero al final de la vista Dumitru quiso ser oído: "Han entrado en mi teléfono y no se ha encontrado nada, ni una foto, ni unas botellas, ni negociando". 

Y concluyó: "Si soy el ladrón, me pregunto: ¿dónde están las botellas?". Entonces el juez instructor, Joaquín González Casso, dijo aquello de "Visto para sentencia". Y Constantin y Priscila volvieron a la cárcel de Cáceres a la espera solo ya del juicio final. 

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