En la Audiencia de Barcelona

Juicio contra cuatro mossos por una detención violenta: "Lo que me estaban haciendo no era humano"

La fiscalía reclama ocho años y medio de prisión para cuatro agentes acusados de arrestos ilegal, un delito contra la integridad moral, lesiones y falsedad, por supuestamente inventarse un atestado policial

La polémica detención de un joven por parte de una patrulla de Mossos d'Esquadra, en 2020.

La polémica detención de un joven por parte de una patrulla de Mossos d'Esquadra, en 2020.

J. G. Albalat

"Lo que me estaban haciendo no era humano". Estas palabras resonaron este lunes en una sala de la Audiencia de Barcelona donde cuatro mossos d'esquadra se han sentado en el banquillo de los acusados por la detención violenta de un joven chileno, Ignacio A. F. C. en el barrio de El Raval el 13 de noviembre del 2020, cuando todavía se aplicaban restricciones por la pandemia del covid. La fiscalía reclama ocho y medio de prisión para cada uno de los agentes por un delito contra la integridad moral, detención ilegal, lesiones y falsedad por supuestamente haberse inventado un atestado policial para justificar el arresto. Para intentar disminuir la pena, los imputados han pagado la indemnización de 3.400 euros a la víctima para que, de esta manera, se le aplique la atenuante de reparación del daño. Este dinero va directamente al joven y, como apreció el tribunal, no se le será devuelto a los acusados aunque sean absueltos.

23.30 del 13 de noviembre del 2020. Ignacio se dirigía con unos amigos a casa de otros conocidos. En esa época todavía se aplicaba la restricción de no poder ir por la calle a partir de determinada hora. "Nos paró una patrulla y nos dijo que no podíamos caminar por la calle. Le dijimos que íbamos a casa de un amigo y que perdonaran. Nos dejaron que siguiéramos", ha explicado en el juicio Ignacio. Al cabo de unos minutos, en la calle Nou Dulce, en el barrio del Raval, los agentes acusados le dieron el alto. "Pensamos que se lo decían a otros y continuamos caminando", ha recordado. Los mossos se les acercaron. "Nos pusieron contra una persiana. Él (uno de los policías imputados) llegó alterado, de una manera que no era normal. Venía muy alterado y agresivo. Desde ese momento empezó la agresión".

Juicio contra cuatro mossos por la detención violenta de un joven chileno en el Raval.

Juicio contra cuatro mossos por la detención violenta de un joven chileno en el Raval. / EPC

Mientras la patrulla verificaba los documentos mostrados por el grupo de jóvenes, Ignacio se dirigió a uno de los agentes y le indicó que acababan de robar a un amigo y le recriminó que era más importante que la policía se dedicara a perseguir a los ladrones. A continuación, un cabo de los mossos, visiblemente molesto por el comentario, se encaró con él y de modo sorpresivo le dio un golpe en la cara con las dos manos, según se ha podido apreciar en los videos que grabó una vecina y que se han podido visionar en el juicio. "A partir de entonces, empezó la agresión. Sentía un pitido en los oídos", ha explicado Ignacio. Ese mismo cabo arrastró a la fuerza al joven hasta el medio de la calzada, le hizo la zancadilla y logró tirarle al suelo, golpeándose en la cabeza. "Ayuda, ayuda, ayudadme", gritó desesperadamente el denunciante. Esos gritos ha retumbado en la sala de vistas al reproducirse las grabaciones.

"Los que buscaban (los agentes) causar un dolor extremo", asegura una testigo que grabó en video la actuación policial

"Me siguieron torturando"

Ante los gritos de Ignacio, los otros tres mossos imputados acudieron en apoyo al cabo y, "si motivo justificado para ello", según la fiscalía, colaboraron en conjunto con la acción emprendida contra el joven, "sin efectuar objeción alguna frente a la conducta efectuada por cada uno y sin tratar de enviar la acción de su compañero". De esta manera, mantuvieron durante varios minutos al joven inmovilizado en el suelo. "Se tiraron encima de mí. Estaba aturdido. Pedía ayuda", ha relatado la víctima. "Me siguieron torturando y me hicieron sentir muy mal", ha asegurado. "No podía respirar. Me puse tenso. Estuve mucho tiempo en el suelo con ellos encima", ha agregado. Y en más de una ocasión ha reiterado: "Me estaban agrediendo, me estaban torturando. Estaba desesperado". "Me decían que era una mierda", ha destallado. Los agentes le sujetaron las piernas, lo esposaron y lo introdujeron en un vehículo policial. Como consecuencia de los golpes, Ignacio sufrió varias lesiones y sufrió un cuadro postraumático. La testigo que grabó los videos confirmaron la versión de la víctima: "El chico estaba gritando y sangrando. Cuando le entraron en el coche estaba tambaleándose", ha afirmado esta mujer, expera en seguridad. "Los que buscaban (los agentes) causar un dolor extremo", ha recalcado. A los pocos días se personaron en su casa unos mossos y cuando fue a comisaría le hicieron borrar los videos.

La fiscalía y la acusación, ejercida por abogadas del colectivo Iridia de defensa de los derechos humanos, sostienen que una vez que en las dependencias policiales y "con el fin de justificar la privación de libertad" de Ignacio, los agentes acusados redactaron un atestado policial imputando al joven un delito de atentado y sabiendo "lo incierto de las afirmaciones recogidas". En ese informe, los Mossos recogieron que Ignacio había propinado una patada y había hecho además de dar un cabezazo a un policía, "conducta que no sucedió en ningún momento", recalcan las acusaciones. Ignacio también ha negado que eso sucediera. En comisaría, ha declarado la víctima, no declaró porque no se fiaba de nadie, "mi mundo se derrumbó y me sentía vulnerable". Cuando pasó a disposición judicial, el 14 de noviembre de 2020, el juez le dejó en libertad. Desde entonces intenta evitar cruzarse con un policía cuando pasea por la calle.