Los detenidos en la trama de pederastia de Barcelona son "hombres corrientes" y padres de familia: "Me sentí un poco incómodo con la edad"

La mayoría de imputados en la red de pederastia del llamado Pelicot catalán –el electricista de 45 años que operaba en un piso de Ciutat Vella y dirigía una trama que de momento cuenta con una decena de víctimas y 15 encausados– son, como ya sucedió en el proceso francés, "hombres corrientes", con parejas, hijos y trabajos estables. Aunque un grueso de implicados no tenían antecedentes por pederastia ni tenencia de pornografía infantil, llegado el momento, no tuvieron reparos en mantener relaciones sexuales –agresiones sexuales, dado que la edad mínima de consentimiento son 16 años– con menores de edad. En la actualidad, solo permanecen encarcelados dos imputados –entre ellos el electricista, Teófilo L. M.–. Otros están en libertad con medidas cautelares como la prohibición de acercarse a las víctimas o trabajar con menores.

Sobre el perfil de los implicados, los autos de la Audiencia de Barcelona apuntan a que uno de ellos, por ejemplo, contaba con un hijo de 8 meses, pareja estable y trabajo de reponedor en el momento de los hechos. Un segundo sospechoso también afirmaba tener pareja, un bebé recién nacido y un trámite administrativo para regular su situación, la misma situación en la que se encuentran al menos otros tres inculpados y que esgrimen ante los jueces como prueba de arraigo para evitar medidas como la prisión preventiva.

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Las resoluciones, por otra parte, también contienen un sinfín de muestras de la cosificación sexual de las niñas y de la banalización y naturalización de los abusos sexuales infantiles. En este sentido, otro de los acusados –sobre el que la instrucción recoge que ha abusado sexualmente de una menor de 16 años– explica que trasladó al cabecilla de la trama, el electricista valenciano, que sí se había sentido "un poco incómodo" con la edad de la menor. De hecho, un cuarto investigado –sobre el que el auto especifica que en su móvil no hay más indicios de presentar un "perfil parafílico"– argumenta a su favor que creía que la víctima, de 13 años, tenía 18 porque en la plataforma de citas Badoo se requiere ser mayor de edad para poder acceder.

Edad evidente de la víctima

Este argumentario sobre la apariencia de las víctimas es compartido por otros de los detenidos. Un cuarto implicado, por ejemplo, replica la misma línea de defensa –no parecía menor de 16 años, se requiere ser mayor de edad para acceder a Badoo– y va un paso más allá: esgrime que en "las conversaciones mantenidas con su perfil evidenciaba una madurez que no correspondía con la propia de un menor de edad". "Cuando se produjo el primer encuentro sexual, en presencia de quien dijo ser su pareja, [la víctima] presentaba un desarrollo corporal, una desinhibición sexual, una actitud y un lenguaje que indicaban una edad muy superior a la que luego resultó ser la real", afirma el mismo acusado.

Sin embargo, la Audiencia de Barcelona, que dirimió su recurso contra el auto de prisión, concluyó lo siguiente: "Las imagenes aportadas a la causa albergan la impresión unánime de que la joven que aparece en dichas actividades sexuales tiene una edad muy próxima a la que realmente tenía (13), sin que de modo alguno podamos tener la impresión de considerarla como una mujer joven y ya sexualmente madura".

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En este sentido, los jueces añaden que otros implicados en la causa hacían patente la edad real de la menor (incluso uno de ellos expresa su incomodidad). Es más, recogen los magistrados, el principal acusado y cabecilla de la trama, que decía ser pareja de la víctima, "dejaba patente su condición de madurez". "Este cúmulo de circunstancias permiten concluir que el acusado supo de la edad real de la menor y, pese a ello, decidió aceptar la situación fáctica y realizar los actos sexuales con la finalidad de obtener su propia satisfacción".

Tres causas

A uno de los imputados no solo se le acusa de agresión sexual: también prostitución de menores y de un delito contra la salud pública por ofrecer droga a las víctimas. Los jueces señalan que este sospechoso tiene un "elevado número" de actos delictivos (la policía contabiliza hasta 14 distintos) de "naturaleza sexual de extrema gravedad", sin que "pueda descartarse que a lo largo de la investigación aparezcan nuevas víctimas", a las que califican de "altamente vulnerables".

El caso, uno de los mayores destapados en Cataluña, sigue un complicado proceso judicial. De hecho, existen tres procedimientos judiciales en marcha. El primero es el del electricista, Teófilo L. M., y en él se instruye la agresión de la niña tutelada, por la que el fiscal reclama 107 años de cárcel (está pendiente de juicio). En el segundo, también por agresión sexual, la investigación se amplía a 11 investigados, entre ellos el cabecilla, quien, junto con otro implicado, se encuentra en prisión. Los otros nueve permanecen en libertad provisional. En esta pieza hay dos víctimas menores: la niña tutelada y un niño.

Los indicios recabados en esas dos causas y el volcado de los teléfonos móviles permitieron abrir otra línea de investigación sobre otro tipo de encuentros sexuales con adolescentes que organizaba el cabecilla de la red y que también grababa con teléfono o cámaras ocultas, pieza en la que permanecen seis personas investigadas.

La mayoría de los menores identificados en esta tercera causa tenían más de 16 años y no eran vulnerables, con lo que ya podían consentir las relaciones. Por ese motivo, es posible que a los seis investigados (uno de ellos, de nuevo, el electricista) no se les pueda juzgar por agresión sexual, aunque sí por su papel en la elaboración de pornografía infantil. Sobre los otros cinco pesan medidas cautelares como órdenes de alejamiento de las víctimas o la prohibición de realizar actividades con menores. En este procedimiento, de momento, hay ocho víctimas.

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