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Los policías nacionales de Dénia acusados de robar en casas asaltadas se jactaban en WhatsApp de sus golpes

Los investigadores de Asuntos Internos sostienen que los procesados consideraban sus actividades ilegales como "un segundo trabajo"

Los dos policías sentados en el primer banco de la sala de vistas al inicio del juicio.

Business son business. Con esta expresión, cuya traducción es "negocios son negocios", los dos policías nacionales de Dénia acusados de robar en casas ya asaltadas solían referirse en sus comunicaciones por WhatsApp a sus actividades al margen del cuerpo. En la sesión del juicio de este lunes declararon los agentes de Asuntos Internos encargados de la investigación y desvelaron que los dos acusados intercambiaron numerosos mensajes sobre los robos por los que ahora están acusados e incluso fotografías de los objetos sustraídos. Los agentes accedían a escenarios de lugares que habían sido escenario de algún delito y una vez allí, aprovechándose de su trabajo, habrían dado cuenta de lo que se habían dejado los otros asaltantes. Los investigadores señalaron que la expresión "business" se usaba mucho en las comunicaciones sobre los accidentes de tráfico, los investigados lo usaban en otros hechos ilícitos y que consideraban como un segundo trabajo. Algunos de los mensajes fueron borrados, pero pudieron ser recuperados tras el volcado del contenido de los teléfonos.

Como ya publicó este diario, la investigación se inició a raíz de que se detectara que un teléfono móvil de alta gama robado en una vivienda de Dénia se había activado con la tarjeta de uno de los policías ahora acusados. Las intervenciones telefónicas revelaron que los dos agentes podrían estar implicados en otros hechos irregulares, lo que motivó un registro en sus viviendas y el volcado del contenido de sus teléfonos a la búsqueda de indicios de otros hechos delictivos. En la información recuperada, se descubrió que se enviaron tanto fotografías de los atestados como de algunos de los objetos. La víctima de uno de esos robos había identificado como suya una pulsera que aparecía fotografiada en uno de estos mensajes, aunque la alhaja no fue encontrada. Los investigadores apuntan a que los agentes vendían después esos objetos como mercancía de segunda mano.

“Por veinte euros, me los quitan de los manos”, así se refería uno de los acusados a un lote de auriculares que se habrían llevado de un coche que la Policía localizó un día abandonado en la vía pública. Algunos de los propietarios de los objetos sustraídos eran personas residentes en el extranjero que nunca llegaban a denunciar estos hechos. Cuando los agentes tenían la constancia de que no había denuncia, se llevaban los botines que habían seleccionado, explicó el inspector de Asuntos Internos. En otro mensaje, uno de ellos presume de haber logrado una nueva pala de pádel. El sumario revela que los acusados la habrían obtenido después de que desde un club dedicado a esta actividad deportiva, tras un torneo entre policías, se llamara a la Comisaría de Dénia para alertar de que algún agente se había dejado la pala olvidada en las instalaciones. En los mensajes un acusado convence al otro, que era reticente, a presentarse en el establecimiento simulando ser el propietario.

Los mensajes también habrían revelado que los dos agentes acudieron en varias ocasiones al domicilio de un ciudadano suizo que ya había fallecido a perpetrar varios robos, donde se llevaron todo tipo de objetos. Hasta un sofá que llegaron a cargar en un furgón policial. La mujer de la limpieza de la casa desvalijada reconoció varias jarras de cerveza que coleccionaba el propietario y que estaban en la mesa de la terraza de uno de los acusados.

En el registro policial, se localizaron numerosos objetos y dispositivos electrónicos apilados en cajas transparentes de plástico en el trastero de uno de los funcionarios. Los funcionarios de Asuntos Internos señalaron que ese modo de almacenarlos no indicaba que fuera de uso habitual en la casa. Aunque en el juicio se acogieron a su derecho a no declarar, en el momento de su arresto uno de los agentes llegó a decir que alguno de estos objetos se los había encontrado en la playa.

Otra de las irregularidades detectadas fueron fraudes de seguros en accidentes de tráfico y que provocaban ellos mismos en rotondas de la localidad, agravando en los partes los daños materiales y las lesiones corporales. “He tenido que romper yo mismo el espejo retrovisor”, decía uno de los mensajes interceptados. Con un informe médico por el que pagaban 200 euros, llegaban a elevar el precio de la indemnización fingiendo que en el choque habían sufrido un latigazo cervical. La investigación detectó tres de estos fraudes en accidentes y más un cuarto siniestro en Torrelavega (Cantabria) que fue simulado por un conocido de los acusados, asesorado por ellos. Una compañía de seguros cuestiona un quinto accidente ocurrido con un coche patrulla en una rotonda y por el que el agente y otro compañero ajeno a esta causa fueron indemnizados con 9.000 y 11.000 euros, respectivamente. Sin embargo, la Fiscalía no ha encontrado indicios de delito en este siniestro.

"Te puedo decir hasta su talla de sujetador"

Otra de las actividades irregulares de uno de los acusados habría sido el acceso a las bases de datos policiales para hacer consultas de carácter particular y por motivos totalmente ajenos a la actividad profesional. Entre ellos, se encuentra la consulta a la ficha de otra policía a instancias de un compañero. “Te voy a dar hasta su talla de sujetador”, asegura el mensaje. Dicha comunicación, se acompañaba de un pantallazo de la ficha policial en el que se facilitaban datos privados de la funcionaria. Desde su dirección particular, a la de sus padres. Los investigadores señalaron que no han podido determinar cuál era el objetivo de los implicados al buscar esta información, “pero era ajeno al trabajo policial y pretendía acceder a datos de carácter íntimo de su compañera”. Estas mismas comunicaciones revelaron que otro amigo le pidió consultar si sus antecedentes por un quebrantamiento de condena ya estaba cancelado. Otro conocido que estaba interesado en varios vehículos le pidió que consultara si tenían denuncias pendientes o si habían pasado la ITV (Inspección Técnica de Vehículos).

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