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Condenada por robar a una octogenaria en Altea con el método del abrazo cariñoso

La Audiencia considera probado que la acusada intentó besar a la víctima para arrebatarle una pulsera

Una imagen del casco antiguo de Altea

La Audiencia de Alicante ha confirmado una condena de quince meses de prisión a una mujer acusada de haber robado a una octogenaria mediante el método del abrazo cariñoso. La mujer se acercó a la víctima, la besó e intentó arrebatarle la pulsera que llevaba encima, pero cuando la sorprendió usó la violencia para arrancársela de la muñeca.

Los hechos ocurrieron el 12 de julio de 2018 en el centro de Altea cuando la acusada se abrazó a la víctima de 83 años que iba paseando por la calle. La sentencia considera probado que tras abrazarla e intentar besarla se inició un forcejeo entre ambas tras el que la acusada logró arrebatarle una pulsera valorada en 762 euros. La víctima sufrió hematomas en la muñeca y un cuadro de ansiedad como consecuencia del robo. Un juzgado de lo Penal de Benidorm la condenó a la pena de un año y tres meses de prisión por un delito de robo con violencia, sentencia que ha confirmado ahora la Audiencia Provincial.

La defensa había recurrido la condena alegando la falta de pruebas contra la acusada y cuestionar los criterios por los que la procesada fue identificada. La defensa planteó la suspensión del juicio para celebrar una rueda de reconocimiento para que la víctima pudiera identificar si fue ella o no la persona que la robó. La Audiencia considera que esa diligencia no hubiera aportado nada. «Atendida la lejanía de los hechos y la edad de la víctima, es obvio que la rueda de reconocimiento no habría resultado una diligencia eficaz para el esclarecimiento de los hechos», concluye la sentencia.

Indicios

Los magistrados subrayan que es una concatenación de indicios los que llevaron al juez de lo Penal al considerar probada que la acusada era la autora del robo. En esta línea, recuerda que fue un testigo quien declaró que vio a una mujer junto a la denunciante que huyó y se subió a la parte trasera de un coche aparcado en las inmediaciones, cuando ésta última comenzó a gritar que la habían robado. 

Este testigo fue quien dio a la Policía los datos del vehículo y una descripción de la sospechosa. Un agente pudo localizar el coche a los pocos minutos y darle el alto. Aunque la pulsera no pudo ser encontrada, los magistrados concluyen que esta circunstancia no la exculpa, porque podría haberse puesto de acuerdo con terceras personas o bien intentado deshacerse de la prueba del delito.

La defensa cuestionaba también que se la condenara por un delito de robo con violencia, al sostener que se trató de un tirón suave que causó arañazos leves a la víctima, Un argumento que la Audiencia rechaza, al considerar que se causaron lesiones y que se trataba de una persona de 83 años.

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