La Audiencia Provincial de Alicante ha impuesto dos años y medio de cárcel a un acusado de haber robado 40.000 euros a un hombre en los baños públicos del Puerto de Alicante, según la sentencia a la que ha tenido acceso este diario. La víctima había venido a la ciudad desde otra provincia para comprar palmeras, motivo por el que llevaba encima esa cantidad en efectivo, y se encontraba de fiesta cuando se produjo el robo, la madrugada del 5 de diciembre de 2018. Se da la circunstancia de que el acusado había intentado vender momentos antes una papelina de droga a la víctima, momento en el que habría comprobado que llevaba una elevada suma en la cartera. El fallo, sin embargo, no entra en nada referente a pases de sustancias estupefacientes, limitándose a decir que le ofreció una sustancia desconocida y le condena por el robo con violencia y un delito leve de lesiones.

Los hechos ocurrieron sobre las cinco de la madrugada del citado día en la zona de ocio del Puerto Muelle de Levante, mientras acusado y víctima estaban en los baños públicos y donde al parecer habían tenido tratos para una posible adquisición de cocaína. La sentencia considera probado que el procesado, sin mediar palabra, le metió la mano en el bolsillo derecho del pantalón para arrebatarle la cartera, produciéndose un forcejeo entre los dos. La víctima cayó al suelo, momento en que el asaltante pudo apoderarse de la cartera y salió huyendo en dirección al aparcamiento, saltó la verja trasera inmediata al hotel Portamaris y se escondió entre las rocas de la escollera, donde tras varias batidas pudo ser encontrado por agentes del Cuerpo Nacional de Policía, que procedieron a su detención, momento en que le intervinieron pequeñas cantidades de droga. Tan pequeñas que al final no ha sido condenado por un delito de tráfico de drogas,

El procesado negó los hechos durante el juicio, incluso haber cometido el robo. Solo admitió haber coincidido en los baños con el denunciante, pero sin haber tenido más contacto con él. Según su versión, en el momento en el que fue arrestado, había ido a relajarse fumándose un porro en la escollera y sostenía que no estaba escondido. Una versión al que el tribunal no ha dado credibilidad. La víctima sostenía que fue abordado en los baños y que el ladrón llegó a desgarrarle los pantalones durante el forcejeo. Una versión que se ha visto corroborada por la de los policías que acudieron al lugar tras el robo violento. El agente se entrevistó con las víctima, que presentaba varias magulladuras y la ropa rota. Este agente fue el que localizó poco después al sospechoso, asegurando que no se encontraba allí casualmente, sino intencionadamente escondido, agachado y tapándose entre las rocas. De manera que solo pudo encontrarle tras dar varias vueltas por el lugar con la ayuda de una linterna.

La Audiencia da por probada que la cantidad sustraída era de 40.000 euros por la declaración del jefe de la víctima, que aseguró que ésa era la cantidad que le había entregado para el pago de las palmeras que iban a adquirir para su empresa. Los proveedores que iban a vender confirmaron durante el juicio que los presupuestos encargados rondaban dichas cantidades. De hecho, las gestiones que tuvo que hacer el juzgado para localizar toda la documentación relativa a la venta acreditarían la realidad del robo y ha sido uno de los motivos esgrimidos para rechazar la existencia de dilaciones indebidas en la causa, tal y como había llegado a plantear la defensa.

La sentencia incide en que no existen motivos espurios del perjudicado para sostener su denuncia, sino que lo que se cuenta se ve corroborado por las declaraciones de otras personas que estaban en el lugar de los hechos, que si bien no presenciaron el robo, sí que vieron la huida del acusado, su identificación y el hecho de que la Policía le encontrara escondido en un lugar próximo al lugar del robo.

El fallo dice que no se trató de un simple forcejeo

La sentencia considera que el robo no fue un simple forcejeo, sino que se desplegó por parte del acusado una conducta violenta lesiva. El fallo subraya que la cantidad sustraída es muy elevada y que la agresión se desarrolló por el autor con cierta duración y esfuerzo, acabando con la víctima, que lógicamente intentaba ser ser despojado, en el suelo con erosiones y contusiones y su ropa desgarrada,. Por eso le condena además del robo por un delito leve de lesiones, que supone la imposición de una multa de 300 euros, más indemnizaciones que suman 600 euros, además de la devolución del dinero. J. A. M.