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La Policía sobre los acusados de matar a una discapacitada en Benidorm: «Vivían de ella»

Los investigadores sostienen que los procesados planearon matarla porque se iba a Portugal. Los agentes vinculan el crimen con mensajes recuperados que la pareja borró de sus móviles

El acusado saliendo de la Audiencia con andador el primer día del juicio. Manuel R. Sala

Los policías que investigaron el asesinato de una discapacitada en Benidorm en junio de 2020 tuvieron claro desde el principio que el móvil fue económico. Los responsables de su investigación declararon este martes durante el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial con un jurado popular que el matrimonio acusado del crimen literalmente «vivía de ella» y que la situación se iba a acabar porque la víctima planeaba marcharse a vivir a Portugal. Los agentes vincularon con el asesinato mensajes recuperados de los teléfonos de ambos acusados y que habían sido borrados. El móvil de la víctima no pudo ser recuperado, porque desapareció de la casa tras el crimen. El hombre ha admitido que la mató en una discusión, pero ha exculpado a su mujer de intervenir en los hechos. En cambio, los policías aseguraron que el asesinato se urdió entre dos. La Fiscalía les reclama la prisión permanente revisable.

El cadáver de la víctima, de 53 años, fue localizado en su domicilio en Benidorm en junio de 2020 bajo la silla de ruedas eléctrica en la que se movía. La investigación llevó a los agentes a un hombre que trabajó para ella y a su mujer. Sobre todo al descubrir que sufragaba buena parte de sus gastos y que la víctima sacaba del banco cinco mil euros en efectivo cada dos meses. La mujer asesinada les había avalado con el alquiler de una vivienda y había comprado un coche a él. A causa de su discapacidad provocada por la talidomina, percibía una prestación de 7.000 euros mensuales.

La información recuperada de sus teléfonos móviles y de los ordenadores les permitió ir reconstruyendo parte del triángulo que formaban la víctima y los dos acusados. Los policías aseguraron que en abril de ese año la mujer del acusado había descubierto que su marido mantenía una relación con la víctima. Algo que vinculan con un correo electrónico en el que ella se lo reprocha. Entre los mensajes recuperados hay un audio de una amiga en el que le aconseja que «se aprovechen de ella hasta el final, ya que ha sido mala». Los agentes señalaron que nunca pudieron identificar a la persona que había enviado ese mensaje. 

«En mayo debió de ocurrir algo que no sabemos, porque la víctima les bloqueó en su teléfono y preguntó a un vecino para cambiar la cerradura de su casa», explicó uno de los funcionarios. La víctima se iba a Portugal en septiembre y llegó a proponer al acusado que se fuera con ella, pero éste le iba dando largas. El análisis de los ordenadores desveló a la Policía que buscaron en Internet cómo abrir la caja fuerte y que colocaron una cámara de vigilancia en la casa para averiguar dónde estaba. Los propios policías no la localizaron hasta el tercer registro en el domicilio.

 El estudio de los móviles de los dos acusados desvela que en las fechas próximas al crimen ambos se desplazaron en coches diferentes desde su domicilio en la Seu d’Urgell (Lleida) hasta Benidorm y con una distancia de 45 minutos entre ambos, explicaron. Los agentes determinaron que para ese viaje la mujer apagó su teléfono y utilizó una segunda línea prepago que cargó el día anterior. Entre los mensajes borrados ahora recuperados por la Policía, ella le avisa de que tiene encendido el otro teléfono. «Ahora estamos libres de pecado», le responde él. En el regreso, otro de los audios recuperados le dice «acuérdate de tirar eso». 

La mujer asegura que no supo nada del asesinato hasta el momento de su detención y que aquel día se limitó a esperar a su marido junto al edificio In Tempo. La víctima residía en las proximidades del hotel Bali. La Policía ha determinado que su móvil se conectó a un repetidor próximo a la casa de la víctima, aunque admiten que no han conseguido pruebas de que ella entrara en la vivienda. La Fiscalía sostiene que ayudó a su marido a eliminar pruebas. Tras el crimen, se llevaron el móvil de la víctima y lo arrojaron por las ventanas del coche en Gandía y nunca ha podido ser encontrado. Otro mensaje recuperado dice: «Vamos a ir los dos al infierno».

Los hermanos

Durante el juicio declararon dos de los tres hermanos de la mujer asesinada y que admitieron que apenas tenían trato con ella. «Tomó la determinación de que podía independiente y por ese motivo en cuanto pudo se marchó de caso», relató uno de sus hermanos. Este testigo aseguró que la falta de contacto con su hermana no se debía a una mala relación, sino a respetar el modo de vida que ella había elegido. De hecho, admitieron que llevaban años sin saber nada de ella y que se enteraron de su muerte a raíz de que la Policía les llamara. j.a.M.

Una silla especial con sistema antivolcado

La víctima utilizaba una silla de ruedas eléctrica de grandes dimensiones para moverse por su casa. A causa de su enfermedad, focomelia, presentaba deformidades en los brazos y las piernas. Cuando fue localizado el cadáver parecía un accidente doméstico y que la víctima pudo asfixiarse al volcar la silla sobre ella. Pero los agentes responsables de la investigación aseguraron que la silla tenía un sistema especial que precisamente impedía que tuviera este tipo de accidentes. «Estuvimos intentándolo entre tres personas y era imposible», aseguró uno de los funcionarios. Además en el caso de que hubiera volcado, su peso no bastaba para causar la asfixia, «era necesario ejercer una presión adicional» sobre ella. La silla tenía un peso de 43 kilos.

Los investigadores sostienen que el acusado la golpeó en la cabeza con un objeto contundente en varias ocasiones y que mientras estaba en el suelo, la arrojó al suelo y colocó el respaldo sobre su espalda hasta que dejó de respirar. El acusado al admitir el crimen ha asegurado que se le fue la cabeza en medio de una discusión y que golpeó a la víctima. Según su versión, ésta trató de arrollarle con la silla y ambos cayeron al suelo, de manera que ella quedó atrapada debajo y él no pudo levantar el vehículo. A continuación, se marchó de la casa, sin dar aviso a los servicios de emergencia y dejando allí a la mujer. J. A. M.

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