"Tú eres la puta que has parido y estás aquí pagando porque no te soportan en casa". Según las grabaciones aportadas a la causa y que han servido de base a la querella, con estas expresiones se dirigía a los ancianos de un geriátrico de Sant Joan, la residencia Cap Bau, uno de sus enfermeros. Los audios se obtuvieron de manera anónima en las instalaciones y con ellos se ha llevado al banquillo a este enfermero acusado de delitos de trato degradante.  Audios y vídeos con las expresiones con las que éste se dirigía a los ancianos mientras les atendía, algo a lo que responden con gemidos. Los propios residentes le llamaban "el animal", según se hace constar en los escritos de acusación. Estos archivos han sido una de las principales pruebas de la instrucción judicial, aunque también se ha contado con el testimonio de algunas trabajadoras que han sido citadas a declarar como testigos en la causa judicial. 

La denuncia parte de estas grabaciones, donde se escucha cómo presuntamente el acusado se dirige a ellos con expresiones como "hueles a cabra", "puta vieja", "vete a dormir, cochina" o "cochina, sucia, vieja loca y pesada", "estate quieta o te mato", según consta en las transcripciones aportadas a la causa y a las que ha tenido acceso este diario. Éstas se corresponderían supuestamente con el momento en que el acusado los está lavando. En uno de ellos, se ve cómo vierte de golpe el contenido de una botella de colonia por la espalda de una mujer y cuando se acaba la agita de manera brusca por la cabeza y el cuerpo, mientras la mujer está callada y sin articular palabra.

En otra de las grabaciones, se oye cómo a una mujer comienza a decirle "qué tía más puta y más guarra eres (…) yo no comprendo que una persona que tiene el culo tan abajo pueda mear la funda de la almohada y tú lo haces” mientras la mujer se queja de que le ha echado una palangana agua fría por encima en mitad de la noche. Asimismo a otra la llama "galleguiña de los cojones", porque le habla en acento de aquella comunidad autónoma. Hay grabaciones con insultos hasta a cuatro de los ancianos y en las que se apoyó la querella. En la actualidad, dos de los cuatro ancianos han fallecido.

A vueltas con la responsabilidad civil de la empresa

Por mantener al enfermero trabajando pese a que se conocían irregularidades de su conducta, desde la acusación particular se considera a la residencia responsables civiles subsidiarios, reclamando además de la indemnización por el daño moral, el pago del dinero por los perjuicios económicos causados por el incumplimiento contractual. En el juicio se deberá determinar si existe algún tipo de responsabilidad civil, aunque desde la acusación ya se ha planteado que los afectados estarían dispuestos a renunciar a cualquier indemnización si los responsables reconocen su culpa. J.A.M.

Una jueza de Alicante ha llevado al banquillo al enfermero, que en la actualidad está destinado en el Hospital de Sant Joan. La Fiscalía le acusa de cuatro delitos contra la integridad moral por los que pide penas que suman cuatro años de cárcel, un año por cada uno; mientras que desde la acusación particular que ejerce para la familia de una de las perjudicadas la abogada de Alicante Elena Martínez García, se piden nueve años de prisión por amenazas, coacciones, maltrato y trato degradante. La acusación particular reclama además la responsabilidad civil de la residencia. Esta familia son los únicos que se han personado como acusación.

El juicio tenía que haberse celebrado este martes en un juzgado de lo Penal de Alicante, pero tuvo que suspenderse debido a la ausencia de un testigo que la Fiscalía consideraba clave y que ya ha sido citado para el nuevo señalamiento. La vista oral ha vuelto ha señalarse para el próximo 22 de marzo.

Los hechos ocurrieron entre los años 2014 y 2015 en la residencia Cap Bau de Sant Joan, aunque en la actualidad el enfermero acusado ya no trabaja en dicho centro. El enfermero, que está defendido por el abogado Joaquín de Lacy, no reconoce los hechos y sostiene que su trato a los internos siempre ha sido excelente. Por su parte, la residencia está representada por el despacho del abogado Ignacio Gally. Las defensas han pedido la nulidad de las grabaciones en las que se basa la querella, al tiempo que rechazan su valor como prueba. Una cuestión sobre la que se tendrá que pronunciar la magistrada.

Sanción por aceptar dinero de una residente

El trabajador acusado de trato degradante a los ancianos fue sancionado por la residencia con una suspensión de empleo y sueldo por aceptar dinero de una residente, según consta en el historial aportado a la causa. Fue la única sanción disciplinaria que se le impuso y después continuó trabajando en el centro, hasta que se marchó. Los hechos se pusieron de manifiesto en junio de 2012 cuando el hermano de la residente, que gestionaba sus fondos económicos, se extrañó de que ella le pidiera una provisión de 1.200 euros, una cantidad que consideraba excesivamente elevada para los gastos corrientes de la mujer (peluquería, manicura y otros servicios similares). Cuando fue a pedirle explicaciones de para qué necesitaba tanto dinero, ésta le explicó que eran para dárselos al enfermero porque tenía problemas para costearse un viaje a Cuba.

El hermano de la mujer puso los hechos en conocimiento de la dirección de la residencia, quienes hablaron con ella y ésta les confirmó la petición de dinero y que éste lo había aceptado, «o por lo menos no dijo que no» La empresa consideró los hechos como una falta muy grave y que el comportamiento es «intolerable, inapropiado y motivo de sanción». La empresa advertía que en caso de repetirse los hechos podrían lugar a su despido disciplinario. La sanción consistió en una suspensión de empleo y sueldo de noventa días. Cumplido el castigo, el trabajador se incorporó al centro.