La Audiencia Provincial juzga este miércoles un caso de acoso sexual en la Comisaría de Alicante de un inspector jefe a una de las agentes. El presunto acoso se habría estado produciendo entre 2014 y 2016, aunque la víctima, que está personada con acusación particular, no lo llegó a denunciar hasta dos años después, cuando el acusado ya estaba jubilado. La Fiscalía reclama una pena de seis meses de prisión para el acusado por acoso sexual, así como una orden de alejamiento que le impida contactar con la víctima durante un año y medio, así como una indemnización de 5.000 euros por los daños morales. El juicio arranca este miércoles, aunque está previsto que se prolongue durante varias jornadas. La sala ha reservado la mañana del viernes para acabar, pero confía en terminar el jueves si los interrogatorios se desarrollan a buen ritmo.

Los hechos se remontan al mes de febrero de 2014, fecha en la que la víctima se incorporó a la brigada de la Policía Nacional donde trabajó al mando del acusado, que era inspector jefe. Según el escrito de acusación al que ha tenido acceso este diario, el procesado se dirigía hacia ella a diario con expresiones como "qué guapa", "qué ojos", "solo con verte ya me has alegrado el día", "que alegría me da verte", "qué guapa vienes hoy". A pesar de que ella le mostraba rechazo, el procesado las repetía habitualmente e incluso insistía en que la acompañara para ir a desayunar durante la jornada laboral. El fiscal considera que en el marco de esas relaciones laborales, el procesado favoreció la adjudicación de determinados servicios a favor de la víctima, mientras mantenía esa dinámica.

El procesado designó a la víctima para llevar el control de las estadísticas de la unidad a los pocos días de su incorporación. En diciembre de ese año, volvió a nombrarla para llevar con él las incidencias durante los fines de semana, hecho con el que, a juicio del Ministerio Público, pretendía asegurarse así su cercanía. El escrito de acusación relata que ya desde la primera incidencia el procesado le dijo "qué alegría, con tu simple presencia ya soy feliz", "me gusta no solo tu físico, sino también tu forma de ser", "¿cuándo me vas a dejar que te invite a cenar?", "¿cuándo me vas a dejar que te invite a mi barco?", comentarios que ocasionaban en la víctima gran incomodidad.

En abril de 2015, la víctima pidió unos días de permiso para contraer matrimonio. Algo ante lo que éste reaccionó, llevándola a desayunar y diciéndole "¿cómo que te vas a casar?", "eres una mujer muy atractiva". Ante la incomodidad de la agente, la acabó llevando de vuelta al lugar de trabajo. La boda se acabó suspendiendo y cuando la mujer llamó a su superior para anular el permiso, éste respondió "qué alegría, es lo mejor que me ha pasado". El fiscal relata que a partir de ese momento el procesado empezó a llamarla a diario para que fueran a cenar juntos, ella respondió que no y que ya lo llamaría ella y que, al no hacerlo, el procesado le comunicó que no seguiría llevando la estadística.

El último incidente se produjo en junio de 2016, cuando la víctima pidió el cambio de grupo al acusado por teléfono. Siempre según el escrito de acusación del fiscal, éste le propuso verse personalmente en su casa. En el salón, ofreció a la mujer una copa de champán, algo a lo que ella se negó insistiendo en que solo quería hablar del cambio de grupo. El procesado habría intentado entonces besarla y dicho que se quedara allí a dormir y que no fuera a trabajar al día siguiente, que él era el jefe. La agente abandonó el domicilio con una gran angustia y se le diagnosticó un trastorno ansioso-depresivo. Finalmente, el 31 de enero de 2018 presentó la denuncia que ha desembocado en este juicio.

Juicio por abusos en la Unidad Adscrita este año

La Audiencia condenó el pasado mes de febrero a un agente de la Unidad Adscrita de la Policía Autonómica de la Generalitat por abusos sexuales a otra compañera. El agente admitió en el juicio haber adormecido a la víctima en dos ocasiones con una pastilla en el café en un juicio que se cerró con una conformidad. Fue condenado a una pena de nueve meses de prisión y una multa de 18 meses. También pagó una indemnización de 13.000 euros a la víctima antes del juicio. Los hechos ocurrieron a lo largo de 2020 mientras ambos hacían labores de vigilancia en el coche patrulla en las inmediaciones del Hospital General. En dos ocasiones, el acusado puso Lorazepán en el café de la víctima para dejarla dormida, momento que aprovechó para hacer tocamientos. J. A. M.