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El exinspector jefe acusado de acoso sexual en Alicante atribuye la denuncia a "una venganza de malos policías"

El procesado vincula las imputaciones con el archivo en un juzgado de otra querella contra él presentada por otro agente meses antes

El acusado sentado de espaldas en el banquillo al inicio del juicio. Hector Fuentes

"Todo es falso". El exinspector jefe de la Comisaría de Alicante acusado de acosar sexualmente a una policía atribuyó a una venganza la denuncia contra él, urdida por "un grupo de malos agentes" con el fin de desprestigiarle. El juicio quedó visto para sentencia ayer en la Audiencia Provincial.

El acusado declaró en último lugar a petición de su defensa para contestar y rebatir a los testigos de las acusaciones. Respondió tanto al fiscal como a su abogado y rechazó las preguntas de la acusación particular, y en su comparecencia lo negó absolutamente todo. Ni piropos, ni quedar a solas con la víctima para tomar café, ni castigarla cuando no accedió a sus deseos, ni llevársela a un apartamento donde se habría abalanzado sobre ella para intentar besarla. "La historia que ella cuenta es mentira y no tiene ni pies ni cabeza", ha asegurado.

Los hechos se habrían producido en la Brigada Móvil de la Policía Nacional de Alicante entre los años 2014 y 2017 mientras la denunciante estuvo de servicio bajo las órdenes del acusado. La agente denunció en 2018 cuando su superior ya se había jubilado que éste la habría estado acosando prácticamente a diario con piropos continuos, insinuaciones y que le habría llevado a su apartamento donde intentó besarla.

Por estos hechos, la Fiscalía reclama seis meses de prisión por acoso sexual y una indemnización de 5.000 euros por los daños morales. Tanto el Ministerio Público como la acusación particular mantuvieron los cargos, mientras que la defensa pidió la libre absolución "porque no ha quedado probado nada".

El inspector jefe jubilado aseguró que jamás había dicho piropos en el trabajo ni a ella, ni a ninguna otra funcionaria y que éste jamás la encargó hacer las estadísticas del grupo. "Es algo que ella nunca ha hecho y ni siquiera está preparada para hacerlo", sostuvo.

Patrulla en la estación

Según su versión, jamás se la llevó a solas a tomar café en horas de servicio, ya que, unos de los cometidos de su grupo era la vigilancia de la estación de ADIF. "Estábamos en el nivel cuatro de alerta terrorista, por lo que estaba prohibido que mientras estuvieran de servicio los agentes uniformados abandonaran el recinto de la estación. No pueden moverse de allí", aseguró, a lo que precisó que "los inspectores no salían de patrulla con agentes de la escala básica".

De esta manera, ni trató de disuadirle de que se casara cuando ella anunció su boda, ni tampoco le dijo que le había alegrado el día cuando meses después anunció la cancelación del enlace. "Cuando nos dijo a todos que se casaba le di la enhorabuena; y cuando se anuló le dijimos que lo sentíamos. Nada más", aseguró.

También negó habérsela llevado a un apartamento donde habría intentado besarla. "En la época del año en que ella dice que pasó, allí vivía mi ex mujer", aseveró.

El inspector atribuyó la denuncia a otra que presentó contra él otro agente de la misma unidad. Este policía le acusaba de acoso sexual y de acoso laboral y ella acudió a testificar en aquel procedimiento para respaldar a su compañero. "Como aquello les salió mal, lo intentaron presentando esta denuncia", dijo. El acusado sostiene que la denunciante fue influenciada por otros agentes que estaban enfrentados con él. Su abogado aseguró que con la querella se frenó otra que el inspector iba a presentar contra ella por falso testimonio en aquel proceso judicial.

Durante el juicio ha trascendido que durante aquellos meses hubo entre cuatro y cinco traslados forzosos en esa sección a causa de los conflictos laborales. Mientras el miércoles declararon los agentes que respaldaban el testimonio de la víctima, ayer lo hicieron los que respaldaban la versión del acusado.

Las acusaciones mantienen los cargos

Tanto la Fiscalía como la acusación particular mantuvieron en sus informes de conclusiones los cargos contra el procesado, basándose en la declaración de la víctima a la que dieron total credibilidad. Desde el Ministerio Público se incidió en el hecho de que este tipo de delitos se cometen en la intimidad para explicar la falta de testigos, pero consideró coherentes todas las explicaciones de la denunciante.

Por su parte, desde la acusación particular se incidió en los informes psiquiátricos que reflejaban que la víctima presentaba una crisis de ansiedad para dar por acreditada la situación de acoso. «La Policía Nacional es un cuerpo jerarquizado y es complicado lograr que los compañeros te apoyen yendo a declarar al juzgado contra sus superiores jerárquicos», señaló.

Por último, la defensa se subrayó que ninguna de las acusaciones había aportado absolutamente nada. «Ni fechas, ni las supuestas llamadas que la denunciante habría estado recibiendo del acusado», señaló. El abogado Enrique Botella aseguró que el acusado no tenía capacidad para tomar represalias contra la denunciante, ni le abrió expediente disciplinario alguno. Mientras que las acusaciones sí que ha existido una persistencia en la incriminación por parte de la víctima a la hora de relatar lo que había ocurrido, la defensa señaló que cada vez que ésta ha comparecido ha contado cosas totalmente distintas. Con estos informes finales, el juicio ha quedado visto para sentencia en la Sección Tercera. 

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