La Fiscalía de Alicante pide 285 años de cárcel a un depredador sexual que usó a 42 menores para elaborar pornografía

El procesado contactaba con sus víctimas a través de chats y redes sociales y las engañaba para que le enviaran imágenes íntimas, llegando a tener relaciones sexuales con dos de ellas

Un policía analiza material informático en una operación contra la pornografía infantil en una imagen de archivo.

Un policía analiza material informático en una operación contra la pornografía infantil en una imagen de archivo. / RAFA ARJONES

J. A. Martínez

J. A. Martínez

La Fiscalía de Alicante ha pedido llevar al banquillo a un presunto depredador sexual que usó a 42 menores de edad de diversas ciudades españoles para elaborar pornografía infantil y a los que captó a través de Internet. Con alguna de ellas llegó a tener encuentros sexuales reales. Según el escrito de acusación al que ha tenido acceso este diario, el Ministerio Público le reclama penas que suman hasta 285 años de prisión por estos hechos que deberán juzgarse en la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Alicante. Las víctimas contaban con entre 9 y 16 años de edad y son en su mayoría chicas, aunque hay cuatro de género masculino. El procesado, de 37 años de edad y con antecedentes por producción de pornografía infantil, lograba ganarse su confianza tras contactar con ellas en las redes sociales, para comenzar a pedirles fotografías de carácter íntimo.

Una causa que evidencia los peligros que a veces esconden las redes sociales para los menores de edad, donde se convierten en objetivos de personas que con perfiles falsos que tratan de ganarse su confianza pensando que están hablando con alguien como ellos, pero que en realidad tratan de conseguir imágenes sexuales o incluso encuentros.

El Ministerio Público reclama que por cada delito se prohíba al acusado el uso de chats y redes sociales durante cinco años

La investigación ha corrido a cargo del juzgado de Instrucción número uno de Alicante que ya la ha enviado a la Audiencia para que se celebre el juicio. Al procesado se le acusan de delitos de exhibición de material pornográfico a menores de edad, elaboración de pornografía infantil, abusos a menores e inducción a la prostitución de menores de edad. Una larga lista de delitos que llegan a sumar hasta 285 años de prisión.

Del mismo modo, por cada uno de los más de 42 delitos que se le imputan se reclama otra pena por la que durante cinco años se le prohíba el uso de chats informáticos o telefónicos y redes sociales. Asimismo se reclaman indemnizaciones que suman 48.000 euros para las víctimas, aunque las de mayor cuantía son para las dos jóvenes con las que el procesado sí que llegó a mantener relaciones sexuales. La Fiscalía pide también la inhabilitación del procesado para cualquier profesión que suponga el contacto con menores.

WhatsApp y fotos de Internet

Según relata el escrito de acusación, el presunto pederasta a través de su participación de manera activa en foros de Internet y grupos de WhatsApp logró captar a sus víctimas entre los años 2017 y 2019. Algunos de estos grupos habían sido creados por él mismo e intervenía en ellos de manera anónima con perfiles falsos, frecuentemente haciéndose pasar por otra menor de edad. Una vez que lograba crear el clima de confianza suficiente, revelaba a sus víctimas su propia imagen e identidad. En las conversaciones virtuales, era frecuente que rápidamente tratara de desviar la conversación hacia temas sexuales, compartiendo con ellas imágenes pornográficas de menores y en algunos casos consiguiendo que ellos mismos les mandaran sus imágenes, realizando prácticas sexuales según las indicaciones que él les daba.

En algunos de los casos llegó a tener encuentros sexuales con estas menores y era frecuente que para ganarse su confianza les ofreciera regalos como recargas de saldo para sus teléfonos móviles o incluso la compra de ropa interior. El fiscal relata en su escrito que el procesado iba contactando con los menores, se ganaba su confianza, las desinhibía, haciéndose pasar por una de ellas, manipulándolas con palabras como "cariño", "amor".

El procesado llegó a participar en grupos de WhatsApp relacionados con movimientos sociales contra la discriminación de personas LGTBI. "De esta manera, se aprovechaba del momento evolutivo de las menores que por sus edades (entre 10 y 15 años) estaban descubriendo su sexualidad", apostilla la acusación pública. Así lograba que una vez ganada su confianza le mandaran fotos pornográficas, incluso masturbándose, logrando reunir una gran cantidad de material pornográfico de elaboración propia.

Encuentros reales

Con una de sus víctimas mantuvo una relación de más de tres años e incluso logró tener dos encuentros sexuales, uno de ellos en un hotel de Alicante. Unos encuentros que el procesado grabó con el teléfono y que luego llegó a compartir hasta en 22 ocasiones. A esta joven llegó a enviar hasta196 archivos de pornografía infantil, así como fotos de eso pene, pero también logró que ella misma le mandara infinidad de fotos y vídeos de material pornográfico autoproducido.

Ese mismo material era usado luego por el acusado para captar a otras menores con un perfil falso, haciéndose pasar por ella. La conoció con 12 años y siguió teniendo relación con ella hasta que cumplió los 15, momento en que fue finalmente detenido.

Exclusión social

En algunos de los casos, las víctimas eran jóvenes en situación de exclusión social, que habían estado en centros de menores de los que se habían fugado para irse a vivir a casas ocupadas. El procesado se ganó su confianza haciéndoles ingresos periódicos de dinero, con los que se ganó su voluntad.

En algunos casos, a causa de esta situación de marginalidad, las Fuerzas de Seguridad ni siquiera han podido contactar con las víctimas para hacer un ofrecimiento de acciones y preguntar si reclama indemnización por esta causa, incluso hay casos en los que no han podido ser identificadas, aunque el fiscal considera que de las imágenes intervenidas al propio acusado es evidente que las personas que aparecen en ellas son menores de edad.