Un acusado de matar a su casero en Elche alega que fue para defender a otra inquilina

La Fiscalía y la acusación particular reclaman 13 y 14 años de cárcel para el procesado por el homicidio de un hombre en Elche que recibió 24 cuchilladas

El acusado, de espaldas, ayer en la primera sesión del juicio que se celebra en Elche.

El acusado, de espaldas, ayer en la primera sesión del juicio que se celebra en Elche. / DELGADO

Un jurado popular enjuicia esta semana en Elche la muerte a puñaladas de un hombre de 54 años en su domicilio del barrio de Carrús a manos de uno de los dos inquilinos a los que había alquilado una habitación. Mientras que la Fiscalía y la acusación particular sostienen que el acusado tenía intención de matar a su casero, de 54 años, el procesado ha mantenido este lunes en el juicio su versión inicial de los hechos y, pese a reconocer ser el autor material de las 24 puñaladas que recibió la víctima, matizó que le acuchilló al salir en defensa de una mujer que estaba alquilada en otra habitación y le pidió ayuda porque iba a matarla. El crimen no fue descubierto hasta que el acusado y la otra inquilina acudieron dos días más tarde a la Comisaría de Elche para confesar lo ocurrido.

Según el acusado, la víctima estaba encima de la mujer y amenazándola con un arma blanca en el cuello, por lo que agarró un cuchillo que estaba en la habitación y apuñaló en repetidas ocasiones a su casero.

La Fiscalía y la acusación particular ejercida por una hermana del fallecido solicitan inicialmente sendas penas de 13 y 14 años de prisión y una indemnización de 75.000 euros. Por su parte, la defensa reclama la absolución del procesado al actuar en defensa de la mujer y de él mismo, ya que también le hirió en un brazo.

La versión de las acusaciones difiere de la ofrecida por el procesado. Así, señalan en sus escritos que la víctima tenía alquilada una habitación al procesado y otra a una mujer que llevaba poco tiempo viviendo en el domicilio, situado en la calle Carlos Antón Pastor. La convivencia entre el casero y la inquilina «fue a peor» y el dueño quería que se marchara de la casa. En este contexto, siempre según las acusaciones, la madrugada del 25 de octubre de 2021 se produjo una discusión en la habitación de la mujer y el acusado salió de la suya y puso fin a la disputa apuñalando al casero.

En la agresión utilizó un cuchillo de cocina con una hoja de 19,2 centímetros y «con la intención de acabar con su vida» le asestó numerosas puñaladas, sobre todo en el cuello y en el tórax. La víctima sufrió un shock hipovolémico que le provocó la muerte en el acto, según la Fiscalía y la acusación particular.

«¡Toni, socorro, que me mata!»

Según el procesado, la noche del crimen ya se produjo un incidente previo a las dos de la madrugada y explicó que el casero se ponía violento con la inquilina porque quería dinero para droga. Salió a esa hora al escuchar gritos y el casero le roció la cara con un espray, pero afirma que pudo cortar la disputa. Sin embargo, afirma que tres horas más tarde, sobre las cinco, se despertó de nuevo y escuchó a la mujer diciendo «¡Toni, socorro, que me mata!», según su declaración en el juicio.

Fue entonces cuando dice que entró en la habitación y al ver que amenazaba a la mujer con un cuchillo de sierra en el cuello cogió otro que había en el lugar y le apuñaló en repetidas ocasiones. «No era yo, me transformé y por eso no sé cuántas puñaladas le di, pero no tenía intención de quitarle la vida», apuntó el procesado, quien ni se planteó llamar a la ambulancia porque «se veía claro que estaba muerto».

El procesado por el crimen de Carrús explicó ayer que tardó casi dos días en acudir a la Policía junto con su abogado porque se quedó bloqueado tras la muerte de su casero. «Me derrumbé», indicó el procesado. Tanto en las horas posteriores al homicidio como al día siguiente, el acusado y la inquilina consumieron heroína para «evadirse» y acudieron a la casa para recoger la ropa de ella en compañía de otro amigo.

Además tuvo que mover el cadáver porque no se podía abrir la puerta del armario y luego comieron los tres en la casa con el cuerpo del dueño en la habitación. Mientras estaban en la vivienda sonó el móvil del fallecido y el acusado cogió el teléfono y cree que se lo dio a la mujer para venderlo. También avisó a su jefe y tras contarle lo que había hecho firmó la baja voluntaria en la empresa.

La vista oral se reanuda este martes con la declaración de la otra inquilina y de varios testigos en la Ciudad de la Justicia en Elche.