El teniente fiscal Pepe Llor en su despedida: «El poder político no tiene interés en dotar a la Justicia de los medios necesarios»

Compañeros y amigos del número dos de la Fiscalía de Alicante le brindan un cálido y sentido homenaje con motivo de su jubilación al que también se ha sumado magistrados en activo y ya retirados

Mercedes Gallego

Mercedes Gallego

 Para no querer ninguna celebración, como se ha cansado de repetir en los días previos a este último viernes del marzo y de su dilatada carrera profesional, el homenaje que colegas y amigos le han rendido al teniente fiscal de Alicante Pepe Llor no ha podido ser más sentido.

Compañeros de toda la provincia en activo y también jubilados; algunos como Javier Moltó recién llegado de Madrid; dos de sus exjefes (el fiscal del Supremo Juan Carlos López Coig y el exfiscal superior Ricard Cabedo) además del actual, Jorge Rabasa; el coordinador de Benalúa, Ramón Siles; un ramillete de magistrados (Luis Soler, Enrique García-Chamón, Julio Úbeda, Javier Guirao, José Luis de la Fuente, Cristina Costa, José María Rives, Luis Segovia y Antonio Gil); el expresidente de la Audiencia Faustino de Urquía, el notario jubilado Javier Teijeiro y amigos varios, entre otros muchos, arroparon a quien durante los últimos ocho años ha sido el número dos de la Fiscalía provincial. 

Aunque antes de eso hubo más. Fue coordinador en el Palacio de Justicia de Benalúa, fiscal Antidroga, de Criminalidad Organizada, de Vigilancia Penitenciaria y, en los últimos años, de Conformidades en una Fiscalía que ocupa el cuarto lugar del país en número de fiscales con más de un centenar. 

Quien también fue el acusador público en el primer proceso del caso Sala, no quiso marcharse sin decir lo que piensa. Y vaya si lo dijo. Pausado, como es su estilo, arrancó valorando la labor de los magistrados, «aunque a veces discrepe», matizó entre risas; rompió una lanza «a favor del periodismo libre como base indispensable para la formación de opinión» y manifestó su admiración por quienes «se dedican a cumplir el mandato constitucional de promover el interés de la Justicia, razón de ser de los fiscales, «y que además desempeñan esta noble tarea con pocos medios», apostilló.

Y al hilo de esta cruda realidad denunció «el escaso interés del poder político por dotar a la Justicia de los medios necesarios». Y puso como ejemplo de ese desinterés la (no) renovación del CGPJ» cuando «a veces la Justicia es el último remedio, como ocurrió cuando la corrupción estaba institucionalizada o hubo que dar una respuesta al Procés».

Llamó la atención también sobre el hecho de que cada vez se busquen más las soluciones extrajudiciales para la resolución de los conflictos y del riesgo de que sea a costa de la tutela judicial efectiva. Y puestos a pedir, reclamó que «los tiempos de la Justicia estén acordes con los de los ciudadanos», para lo que es imprescindible, reiteró, que se acometa de una vez por todas esa dotación de medios «ya que de lo contrario siempre iremos detrás de las necesidades». 

Tuvo palabras para sus compañeros del alma Felipe Briones, que no pudo asistir porque se encuentra en el Sáhara, y Miguel Gutiérrez, «del que aprendí la tenacidad en la defensa de las ideas», y para el magistrado del Supremo Nicolás Maurandi, cuya viuda estaba presente en el acto. Como broche, el agradecimiento a su mujer, «que me aporta la sensatez», concluyó.