La Audiencia de Alicante juzga a un ciudadano chino por la violación de una compatriota excompañera de trabajo

El principal escollo del tribunal se centra en dilucidar si hubo o no penetración, lo que la denunciante negó en un principio pero ha mantenido a lo largo del proceso y ratificado en el juicio

El acusado a su llegada a la Audiencia de Alicante a primera hora de la mañana de este jueves.

El acusado a su llegada a la Audiencia de Alicante a primera hora de la mañana de este jueves. / Alex Domínguez

Mercedes Gallego

Mercedes Gallego

De no haber sido porque lo que se juzgaba es un delito grave, la violación de una mujer por un excompañero de trabajo, el arranque del juicio que por estos hechos se celebró ayer en la sección Tercera de la Audiencia de Alicante habría arrancado más de una sonrisa cómplice.

   De entrada, la presencia de Siri. O al menos así fue cómo sonó el nombre de la intérprete de chino mandarín que se precisaba para la celebración de la vista dado que tanto el acusado como la presunta víctima son ciudadanos chinos. 

   A continuación, las exageradas reverencias, de más de 90 grados, con que el encausado se lanzó a saludar al tribunal, lo que obligó a su presidente, el magistrado José Daniel Mira-Perceval, a conminarle a que se incorporara y dejara de hacerlo. 

El acusado se lanzó a saludar al tribunal haciendo reverencias que superaban los 90 grados de inclinación

   Y, en tercer lugar, y no menos chocante, la intervención en una vista de estas características de un fiscal experto de delitos económicos, Antonio López Nieto, habituado a representar al Ministerio Público en procesos a ciudadanos chinos, pero acusados de delitos fiscales, no sexuales.  

Dicho esto, la sesión comenzó con la declaración del encausado, un cocinero que lleva en prisión desde mayo de 2022, cuando la Policía le detuvo en una habitación alquilada de un edificio de la avenida de la Estación de Alicante en la que se encontraba con una excompañera de trabajo que le acusa de violarla.

En una declaración plagada de contracciones, como destacó el fiscal, el acusado aseguró que besó y acarició a la mujer con pleno consentimiento de ella y que en un momento de la ya madrugada de aquel 17 de mayo se pelearon ante el rechazo de él, casado en China, a irse a vivir con ella. 

Negó, por ejemplo, que atrancara la puerta de la habitación con la cama, como declaró la chica y corroboró la Policía, y que le quitara la ropa interior, lo que los agentes desmintieron.

En cuanto a las lesiones defensivas que presentaba, un mordisco en el hombro y arañazos en la espalda, no supo explicar su origen. Como tampoco aclaró por qué la chica estaba tirada en el suelo y vestida sólo con una camiseta. 

La declaración de la presunta víctima, que había conocido al acusado trabajando en un restaurante en La Manga, fue más firme. Quedaron para salir de fiesta, bebieron y,  dado que ambos vivían fuera de Alicante y por cuestiones económicas, optaron por alquilar una habitación y no dos «para dormir», precisó.

A eso de las 6 de la madrugada, según su relato, el acusado quiso mantener unas relaciones sexuales a las que ella no estaba dispuesta. Fue entonces cuando la tiró al suelo, la besó, la acarició, la violó e incluso llegó a taparle la boca con la mano para que no pidiera ayuda. Pero eso no impido que un vecino del inmueble y otro del edificio escucharan los gritos desgarradores de una mujer, lo que les llevó a llamar a la Policía. Los agentes se personaron en apenas unos minutos encontrando un escenario compatible con una agresión sexual, según corroboraron ayer en la vista oral.

Con ADN pero sin semen

Si hubo o no penetración es el escollo al que se enfrenta el tribunal dado que la mujer en un principio lo negó, aunque después lo ha mantenido a lo largo del proceso y lo ratificó en el juicio que este jueves ha quedado visto para sentencia. Se cuenta con ADN del acusado en el cuerpo de la mujer pero sin rastro de semen en la zona vaginal. La chica precisó que la penetración no fue completa porque ella forcejeó para evitarla. Él niega que la hubiera. La diferencia en cuanto a la pena es tan significativa que puede suponer hasta cinco años más o menos de prisión.

El fiscal ha mantenido la petición de diez años por violación. La defensa, de la que se ha ocupado el letrado Ignacio Gally, la absolución o, alternativamente, en el supuesto de que se incline la sala por la tesis del Ministerio Público, que se tengan en cuenta las atenuantes de embriaguez o de reparación del daño, por la cantidad que el acusado aportó como fianza para hacer frente a la posible responsabilidad civil que pudiera derivarse.