El mercado de la alimentación, las grandes marcas y multinacionales no sólo se suman a la clara tendencia de lo saludable y sostenible, sino que escala peldaños ganándose al consumidor con una imagen depurada y mostrando lo que pueden o quieren mostrar entorno a los procesos que siguen sus productos para causar la sensación de transparencia y sostenibilidad.

Las grandes marcas cautivan la atención del consumidor con elementos que, sin dejar de ser corporativos, su apariencia es la que saben que queremos y compramos, lo saludable y «lo verde», que se incline hacia lo natural más que a lo industrial.

El marketiniano mundo del packaging

Para conseguir estar en lo más alto de la cresta de la ola en el mar de las tendencias, nada mejor que nadar junto a un buen departamento de marketing para crear esos elementos que el potencial cliente valora bastante a la hora de comprar.

Hay que conseguir que el packaging sea atractivo y novedoso porque al margen de que sean saludables tienen que aparentarlo. Además, estos envases los diseñan para respetar el medio ambiente siguiendo unos principios basados en lo que se ha bautizado como el ecodiseño del packaging o diseño por el medio ambiente, una forma de entender el medio ambiente como un criterio más a la hora de decidir entorno al marketing del producto.

Lo ideal es que se utilicen la menor cantidad de envases posible en los productos, pero sabemos que para venderlos en grandes superficies son necesarios.

Un packaging que le de valor al contenido, a lo «comible y bebible» si además de pensar en el marketing, piensa en el medioambiente, mola el doble.

La industria alimenticia, que se suma a esta tendencia, ha tenido que tener en cuenta para la creación de estos envases los principios del ecodiseño, como por ejemplo utilizar el mínimo de material y la disminución de emisiones a la atmósfera.

Un packaging ecológico debe incluir impreso un ícono o símbolo que le dice al consumidor «soy ecológico». Desde los materiales utilizados en fabricación, hasta lo que ocupa influye. Un packaging pequeño ocupará menos y se podrán transportar más de una vez, ahorrando en transporte y contaminando menos.

Todo lo que exigimos los consumidores cuando compramos

La exigencia del consumidor actual demanda a la industria alimentaria productos saludables, sostenibles y que aporten bienestar. Las marcas conocen bien las tendencias en alimentación y bebidas.

Productos seguros, éticos, naturales y sostenibles, no sólo eso, el consumidor también quiere saber cómo, dónde, cuándo y quién ha producido los alimentos que llegan a sus manos. De ahí la necesidad de identificar los ingredientes y la apuesta por un packaging responsable con el medio ambiente. De esta forma la industria aumenta la confianza en sus marcas.

Otro tema es que las exigencias del consumidor convierta un producto en artículo de lujo, de ahí deriva la nueva tendencia de democratizar en los productos de alimentación.

El ritmo de vida agitado aboca a los consumidores hacia la búsqueda de todo lo contrario, buscando esa alimentación saludable baja en grasas o azúcares y que además le ayude a combatir el estrés, reducir la fatiga y obtener la energía que su rutina le exige.

Para las marcas, este momento es una oportunidad única para ofrecer soluciones en forma nuevos formatos o variedades de producto que incluyan fruta, verdura o ingredientes con propiedades relajantes.

La foto ya no mola tanto, ahora molan los stories que la complementan

Y es que con esta forma de compartir la experiencia, es más fácil de conectar con las texturas y con las emociones.

La generación millenial pisa fuerte y exige cambios. Las marcas continúan fijándose en ellos a la hora de crear productos y sus campañas. Si hace poco, en ediciones anteriores, tratábamos el tema de la adaptación de los restaurantes a la tendencia y nuevas formas de comunicar como «instagramear» su producto, las grandes marcas no iban a ser menos.

Lo visual y la textura como valor diferencial, porque en 2018, continuará la tendencia de «comer con los ojos», especialmente los millenials, quienes buscan en la comida una experiencia sensorial, algo más que el simple motivo de «comer por comer».

Por ello, el mercado de la alimentación modifica y crea productos que involucren los sentidos: lo visual, el aroma o la textura, sensaciones sencillas de transmitir a través de un storie. Es por eso que el sector de la alimentación y bebidas decide incluir ingredientes que aporten valor al contenido del consumidor y llamen la atención, como los colores, los adornos comestibles y otras ocurrencias.