La Corona de España no cuenta con joyas oficiales, como sí sucede en la corte inglesa, donde las alhajas reales son una parte más de la tradición. Además, muchas piezas de valor, como la propia corona, desaparecieron en el incendio del Real Alcázar en el siglo XVIII. Sin embargo, sí que existe una herencia de joyería entre las soberanas. Esta es la historia de las piezas únicas que heredó la reina Letizia (y antes también otras).

La reina Victoria Eugenia de Battenberg instauró la costumbre de las "joyas de pasar" en España

Decíamos que en la corona inglesa sí que existe un "lote oficial". Pues bien, precisamente fue una inglesa, la reina Victoria Eugenia de Battenberg, esposa de Alfonso XIII, la que instauró en España la costumbre de reservar un lote de joyas, de propiedad privada, transmisible de uno a otro reinado. Son las llamadas "joyas de pasar", a las que ella misma aportó auténticos tesoros.

Joyas de pasar: de la reina Victoria a Letizia

La nieta de la reina Victoria, llegó a Madrid en 1906 con un joyero envidiable, valorado en más de un millón de pesetas de la época, importe que se duplicó al agregar los regalos de bodas y los obsequios que el rey fue haciéndole a medida que nacían los hijos. Al otorgar testamento, la soberana señaló que había recibido en usufructo piezas que deberían pasar a su hijo Juan, conde de Barcelona, y, tras él, a su nieto Juan Carlos I, de manera que estas alhajas, representativas de la dinastía, sirviesen de adorno a las futuras reinas.

Ya son varias las soberanas que han vestidos las joyas de este lote oficial

Entre todas destacan la diadema de las flores de lis, la tiara del Laurel, la de las Perlas, la de "la Chata", la diadema Melleiro, los pendientes de diamantes gruesos, el collar de chatones y el de perlas, comprado por Alfonso XII en la Rusia imperial para la reina Mercedes en 1878. A esas riquezas se unieron dos pulseras que lucen las gemas de una antigua corona de Cartier -marca que tiene presencia en alguna de las joyerías de Alicante, que la reina emérita Sofía cedió a Letizia.

Una herencia de las mejores joyerías

Doña Sofía, a su vez, añadió a la colección la tiara Prusiana, que llevó la princesa de Asturias el día de su boda, regalo del káiser Guillermo a su hija Victoria Luisa, abuela de la reina. También la que le ofreció Franco con motivo de su enlace matrimonial en Atenas.

Letizia viste las pulseras gemelas de Cartier Europa Press

El interés de las joyas borbónicas viene dado también por su autoría, encargada a las mejores joyerías, como Cartier, Chaumet o la española Ansorena. Sin ir más lejos, la famosa diadema de los lises, que Victoria Eugenia llevó en su boda, fue hecha en Ansorena y se fue de España con los reyes, en el barco que los llevó al exilio desde Cartagena, en 1931.

Su diseño lo forman tres flores de lis correspondientes a las armas de la casa de Borbón, realizadas en diamantes engastados en platino. En 1910 se amplió con nuevos elementos y unas charnelas que permiten agrandar su base. Victoria Eugenia la lució en numerosas ocasiones hasta 1967, en que, con motivo de la cena de gala previa a la boda de su nieta la infanta Pilar, la llevó por última vez, antes de pasársela a su nuera María de las Mercedes de Borbón y Orleans, que se la puso para asistir a la coronación de Isabel II en 1953.

La diadema de los lises: una de las más especiales

Posteriormente, la diadema de los lises llegó a la emérita Sofía, que la utilizó sobre todo en visitas de Estado de monarcas extranjeros. Su simbología es tan especial que sólo puede llevarla la reina. Algo extensible al resto del joyero "traspasable", pero que no siempre se ha cumplido, al menos en en el anterior reinado. Las infantas Elena y Cristina lucieron en algunas grandes ocasiones diademas de este grupo de joyas.

La reina Letizia también aporta a la costumbre algunas piezas

El lote que recibió la reina Letizia incluía, entre otras piezas, como una pequeña corona firmada por Cartier, que porta la abuela de Don Juan Carlos en el cuadro de Comba que durante años se conservó en el Palacio Real de Madrid y el colgante con la famosa perla Peregrina.

La actual reina también aportará a los "reales pedruscos", entre otros, la diadema que le regaló Felipe VI, cuando todavía era príncipe, con motivo de su quinto aniversario.