Los entornos urbanos se caracterizan por estructuras visuales más rígidas que los ambientes naturales: debido a esto, el cerebro humano no se siente a gusto en la ciudad y logra una mayor relajación y equilibrio al entrar en contacto con las figuras fractales que se encuentran en la naturaleza.

Un nuevo estudio realizado en la Universidad de Oregón, en Estados Unidos, ha encontrado una razón científica por la cual los seres humanos nos sentimos mejor caminando por el bosque que paseando por una calle de la ciudad. El motivo es la ausencia de fractales en la arquitectura y los espacios urbanos modernos: los fractales son patrones que se repiten a diferentes escalas y se pueden encontrar en toda la naturaleza, en objetos como árboles, ríos, nubes y costas. En función de esto, el cerebro humano ha evolucionado para responder favorablemente a los fractales, haciéndolo en un abrir y cerrar de ojos.

Un fractal es un objeto geométrico dotado de una estructura fragmentada o aparentemente irregular, que se reitera a diferentes escalas. En otras palabras, el objeto se construye a partir de la repetición de reproducciones o “copias” más pequeñas de la figura en su totalidad, como por ejemplo podemos ver en la coliflor, un tipo de col perteneciente a la especie Brassica oleracea, o en el brócoli.

Según una nota de prensa, los investigadores comprobaron que el cerebro reacciona casi inmediatamente luego de apreciar figuras fractales: solo necesita 50 milisegundos para detectar su presencia. Los fractales relajan al observador y le otorgan una sensación de armonía y tranquilidad, que nuestro cerebro no encuentra en los diseños más rígidos y caracterizados por figuras geométricas clásicas que dominan los espacios urbanos. 

Los fractales son estructuras irregulares que no pueden describirse según la geometría convencional, porque su forma se configura a partir de múltiples copias diminutas del objeto en su totalidad. Crédito: Martin Rancourt en Unsplash.

Los fractales reducen el estrés

La nueva investigación, desarrollada por un grupo interdisciplinar dirigido por el científico Richard Taylor, ha sido publicada recientemente en la revista Urban Science. Quizás una de las conclusiones más interesantes del estudio es que los fractales son capaces de reducir el estrés y la fatiga mental del observador hasta en un 60 por ciento. Vale recordar que el estrés es una de las patologías psicosociales que afectan en mayor medida a la población mundial: en España, cuatro de cada diez personas lo sufre de manera frecuente o continuada.

Como los fractales abundan en la naturaleza, el cerebro humano logra ligarlos inmediatamente con el sosiego y la paz. Además, lo hace desde temprana edad, demostrando que no se trata de una estructura cognitiva “heredada” de las relaciones o los condicionamientos sociales. De acuerdo a lo verificado en un estudio previo publicado en 2020, desde los 3 años de edad los niños prefieren los patrones fractales de la naturaleza a otras figuras. 

Un entorno urbano más armónico

Según los investigadores, se han subestimado los efectos de la percepción visual de los espacios urbanos. Al parecer, condicionan más de lo pensado previamente las experiencias individuales, el bienestar psicológico y los comportamientos colectivos en las ciudades. Este último aspecto es especialmente importante, ya que el ser humano vive en ciudades para poder disfrutar de experiencias compartidas.  

A partir de todas estas conclusiones, los científicos creen que el tema no debe tomarse a la ligera: sostienen que los estilos geométricos no tradicionales que incluyen fractales se deben aplicar juiciosamente en lo sucesivo al entorno construido y mediante especies arbóreas y vegetales, dotando al ámbito urbano de una doble ventaja: un mayor bienestar individual y una mejor calidad ambiental. Se avanzaría así en un concepto integral de sostenibilidad, entendiéndola como la combinación de un conjunto de avances individuales, sociales y ambientales en forma simultánea.  

Referencia

What Happens in Your Brain When You Walk Down the Street? Implications of Architectural Proportions, Biophilia, and Fractal Geometry for Urban Science. Aenne A. Brielmann, Richard Taylor et al. Urban Science (2022). DOI:https://doi.org/10.3390/urbansci6010003