El análisis de registros históricos de eclipses solares revela que la velocidad de rotación de la Tierra es errática y que no se corresponde totalmente con los modelos establecidos. El 19 de julio de 418, Constantinopla (la actual Estambul) contempló un eclipse solar completo que, teóricamente, no le correspondía.

Analizando los registros históricos de eclipses solares, una investigación de la Universidad de Nagoya (Japón), liderada por Hisashi Hayakawa, ha establecido que, hace 1.600 años, la Tierra rotaba más rápido de lo que se pensaba, y que hace 1.400 años su rotación era mucho más lenta.

Ha llegado a esta conclusión a partir de los lugares y momentos en los que los testigos bizantinos informaron haber observado un eclipse solar total. Los resultados de esta investigación se publican en la revista Publications of the Astronomical Society of the Pacific.

Durante gran parte de la historia de la humanidad el tiempo se ha medido en función del ciclo día-noche de 24 horas de duración (86.400 segundos). Este ciclo se sustenta en la velocidad que alcanza nuestro planeta cuando gira sobre su eje, es muy regular y prácticamente no registra variaciones perceptibles.

Los métodos actuales para medir la rotación de la Tierra se basan en telescopios, relojes atómicos y dispositivos de medición láser, que solo existen desde los tiempos modernos.

Mirando al pasado

Pero, si queremos conocer la velocidad de rotación más antigua de la Tierra, se utilizan registros históricos de dónde se observaron eclipses solares a lo largo del tiempo.

Teniendo en cuenta que la ubicación desde donde se puede ver el eclipse solar cambia de acuerdo con la velocidad de rotación de la Tierra, si hay un registro que transmita la ubicación, la hora y la apariencia exactas de la observación, es posible determinar la velocidad de rotación de la Tierra en ese momento del pasado.

Sin embargo, no todas las épocas tienen registros confiables de esta información, destacan los investigadores. En particular, hay muy pocos registros de eclipses solares totales que se puedan examinar entre los siglos IV y VII d. C., al mismo tiempo que hay muchas incógnitas sobre cuál era la velocidad de rotación de la Tierra en ese momento.

Eclipse bizantino

El nuevo estudio examinó el registro histórico de eclipses solares totales ocurridos durante el imperio bizantino, que existió entre los años 330 y 1453 en la costa oriental del Mediterráneo.

Este análisis ha permitido a los investigadores aclarar los cambios pasados en la velocidad de rotación de la Tierra: sugiere que la desaceleración de la velocidad de rotación de la Tierra puede haber sido más errática de lo que se pensaba anteriormente.

Concretamente, analizaron los registros históricos de cinco eclipses solares que ocurrieron entre el siglo IV y el siglo VII, un tiempo en el que la rotación de la Tierra solo se había podido calcular mediante aproximaciones.

El equipo analizó textos del Imperio Bizantino, que en ese momento cubría todo el Mediterráneo oriental. En concreto, buscaron referencias a eclipses que debieron ser visibles en esta región en los años 346, 418, 484, 601 y 693.

Y encontraron suficientes registros de los cinco eclipses solares, lo que les permitió deducir lo que hasta ahora no había sido posible: el periodo de rotación de la Tierra en esos momentos.

Revisar los cálculos

Esos registros sugieren que los cálculos de la rotación de la Tierra del siglo V deben revisarse al alza, mientras que los de los siglos VI y VII deben ajustarse a la baja, explican los investigadores.

Y ponen un ejemplo: los registros indican que el 19 de julio de 418, Constantinopla (la actual Estambul) vio estrellas en el cielo a plena luz del día. Eso significa que sus gentes estaban contemplando el eclipse solar que sabemos positivamente tuvo lugar ese día.

Sin embargo, según el modelo disponible para la rotación de la Tierra en ese momento, Constantinopla tendría que haber estado fuera de la trayectoria del eclipse, por lo que es necesario ajustar el modelo, plantean los investigadores.

Añaden que, si investigáramos más registros históricos de eclipses solares totales, podremos reconstruir con mayor precisión la tasa de rotación a largo plazo de la Tierra.

Esta información se puede utilizar no solo para evaluar la credibilidad de registros astronómicos históricos pasados, sino también para proporcionar información sobre cambios a largo plazo en el nivel del mar global, así como cambios en la estructura interna de la Tierra, cambios en los casquetes polares, etc.

¿Qué está pasando?

También puede ser útil para comprender los cambios ambientales globales relacionados con los cambios en la velocidad de rotación de la Tierra que están ocurriendo en la actualidad, según los investigadores.

Mientras en las últimas décadas la velocidad de rotación promedio del planeta ha disminuido en forma constante, en la actualidad el panorama es completamente diferente: en 2020, la rotación de la Tierra sobre su eje comenzó a acelerarse, provocando los días más cortos desde que se tienen registros. Ahora, la tendencia se ha revertido de nuevo, según los relojes atómicos, y promete intensificarse a largo plazo.

Entre los factores que impactan directamente en los cambios de velocidad del giro planetario pueden indicarse la influencia de la Luna o los niveles de erosión, así como la nieve en las montañas más importantes de la Tierra.

En ese sentido, un estudio publicado en 2015 relacionó el cambio en la rotación de la Tierra con el calentamiento global. Si esta relación se confirma, ¿qué pasará cuando el calentamiento global reduzca todavía más las capas de nieve en las grandes alturas? ¿Hasta dónde podría llegar en ese caso la rotación de la Tierra y cómo afectará a las estimaciones previstas sobre la visibilidad de los próximos eclipses solares?

Referencia

The Variable Earth's Rotation in the 4th–7th Centuries: New ΔT Constraints from Byzantine Eclipse Records. Hisashi Hayakawa et al. Publications of the Astronomical Society of the Pacific, Volume 134, Number 1039. DOI:https://doi.org/10.1088/1538-3873/ac6b56