Científicos británicos han desarrollado con éxito el primer ensayo clínico de glóbulos rojos cultivados en laboratorio que se transfunden a otra persona, una tecnología que reducirá el número de transfusiones necesarias y alargará los efectos de esta terapia, que está todavía en fase preliminar.

Investigadores de la Universidad de Cambridge han realizado con éxito a dos pacientes humanos una transfusión de sangre fabricada en laboratorio a partir de células madre de sangre donada.

No ha habido rechazo alguno por parte de los pacientes que han recibido esta sangre “artificial”, por lo que otras 10 personas van a recibir esta nueva versión de sangre humana en los próximos meses.

Todo se considera de momento un ensayo clínico, por lo que todavía no puede considerarse una medida que pueda extenderse como recurso ante problemas de salud que necesiten sangre fresca.

Sangre de un donante

El punto de partida para este ensayo clínico ha sido la sangre de un donante, de la que solo se necesita una pequeña cantidad para obtener mucha sangre útil para transfusiones.

A partir de esta muestra, un equipo dirigido por Cedric Ghevaert, profesor de medicina transfusional y hematólogo consultor de la Universidad de Cambridge y de NHS Blood and Transplant, aisló las células madre sanguíneas.

“Lo que tenemos que hacer es tomar células madre que están presentes en la sangre de cualquier persona, incluida la sangre donada, y las ponemos en soluciones especiales con factores de crecimiento. Es un poco como cultivar plantas y alimentarlas. Y luego, durante un período de 20 días, se multiplicarán, pero también cambiarán su naturaleza de una célula madre a un glóbulo rojo maduro”, explica Ghevaert a The Naked Scientists.

De esta manera, se pueden obtener alrededor de 50 mil millones de células sanguíneas a partir de alrededor de un millón de células progenitoras. Este método hace posible producir una gran cantidad de sangre para transfusiones a partir de una pequeña cantidad inicial.

Por cucharadas

En este primer ensayo clínico, lo primero que han recibido por pacientes seleccionados es una pequeña cantidad de sangre obtenida en laboratorio, aproximadamente una o dos cucharaditas.

Cuatro meses más tarde, reciben la misma cantidad de sangre de un donante normal a modo de comparación. Usando marcas radiactivas, los investigadores pueden rastrear cómo se distribuye esta sangre en el cuerpo y cuánto tiempo sobreviven las células sanguíneas.

Una de las preguntas clave es, además de la tolerabilidad de la sangre de laboratorio, la vida útil de las células sanguíneas cultivadas. Un glóbulo rojo normal tiene una vida útil de alrededor de 120 días. Sin embargo, debido a que siempre hay una mezcla de glóbulos viejos y jóvenes en la sangre de un donante normal, una transfusión a menudo dura significativamente menos.

Esto podría ser diferente con la sangre cultivada en laboratorio: debido a que solo se usan células sanguíneas jóvenes y frescas para la transfusión, esta sangre tendría que durar más en el cuerpo del receptor, idealmente los 120 días completos.

"Si nuestro ensayo clínico tiene éxito, podría significar que los pacientes que necesitan transfusiones de sangre regularmente necesitarán sangre de donantes con menos frecuencia en el futuro", señala Ghevaert en un comunicado. También reduciría el riesgo de complicaciones.

Cuestiones pendientes

Sin embargo, las pruebas de la sangre cultivada en laboratorio aún están en un estadio preliminar. Todavía será necesario realizar más estudios clínicos y superar una serie de obstáculos técnicos antes de que el proceso pueda usarse a gran escala.

Por ejemplo, las células madre obtenidas de las muestras de sangre solo tienen una capacidad de división limitada. Para aumentar el "rendimiento" de las células sanguíneas artificiales, los científicos están trabajando para aumentar también su productividad.

Por otro lado, la extracción de sangre en el laboratorio es significativamente más compleja y costosa que una donación de sangre normal, lo que también complica su aplicación a gran escala.

De momento, la sangre producida de esta manera solo se utilizará en pacientes para los que no hay sangre de un donante normal, según explican los investigadores.

Indispensable

La sangre es indispensable para nuestro cuerpo: es un tejido integrado por glóbulos rojos y blancos, plaquetas y otras sustancias suspendidas en un líquido que se llama plasma. La sangre lleva oxígeno y nutrientes a los tejidos y elimina los desechos orgánicos.

Por nuestras venas circulan entre cuatro litros y medio y seis litros de este líquido rojo. Hasta ahora, reemplazarlos solo ha sido posible a través de una transfusión de sangre de un donante. Los intentos de desarrollar sangre artificial podrían cambiar todo esto.