Medio año después de que nuestro país se paralizara por el decreto del Estado de Alarma convergen los condicionantes que han permitido poner en marcha en la provincia de Alicante un proyecto con el que sobreviviremos a la desfavorable coyuntura que ha dejado tras de sí el coronavirus y sentaremos las bases de un futuro mejor, más ágil, equitativo y beneficioso para los alicantinos. Una iniciativa que mejorará nuestra­ calidad de vida en todos sus ámbitos y hará más eficientes nuestros servicios públicos, nuestras empre­sas y nuestras rutinas laborales.

CENID -Centro de Inteligencia Digital de la provincia de Alicante­ nace de la confluencia de sinergias entre instituciones, de la voluntad de cooperación y coordinación estraté­gica, de la necesidad de adaptar la tecnología a la productividad de nuestros sectores y, sobre todo, nace con el convencimiento de que constituye una pista de despegue para el futuro innovador y tecnológi­co de este territorio.

El cambio es lo único constante. Esta sentencia del filósofo griego Heráclito sigue, en el siglo XXI, igual de vigente que en el 540 a.c. Si echamos la vista atrás tan solo unos meses nos descubriremos perplejos al analizar lo mucho que ha cambia­ do nuestra sociedad en este breve periodo de tiempo. El mundo, tal como lo entendíamos, ha virado de manera abrupta sin darnos tiempo apenas a reaccionar. Y sin posibilidad alguna de volver atrás. La pande­mia de COVID-19 ha puesto nuestra vida cotidiana en alerta y ha desarma­do sanitaria, económica y socialmente no solo a España, sino al resto del mundo. Este trance sin precedentes ha traído consigo muchos cambios.

Algunos negativos para nuestra interacción humana. Crisis financiera, crisis sanitaria, crisis relacional, crisis de valores y pérdida de confianza, incertidumbre y en ocasiones bloqueo. Pero de este cisma hemos de extraer un aprendizaje: todo fluye y debemos amarrar nuestra esperanza al cambio con el fin de aprovechar la adversidad para superar nuestros propios límites.

Esta epidemia no solo nos ha mostrado cuán vulnerables somos sino, por el contrario, nuestra capaci­dad, fortaleza y resistencia a la hora de adaptarnos rápida y eficazmente a las situaciones desfavorables. Nuestra provincia ya lo ha demostrado en muchas ocasiones en las que hemos tenido que redoblar esfuerzos para superar infortunios.

La dinámica de trabajo que impri­mimos en los diferentes proyectos y planes que generamos desde la Diputación tienen como matriz la colaboración continua, el diálogo político y el intercambio de experien­cias con otras administraciones con un objetivo que se resume en tres premi­sas: desarrollo social, impulso económico y creación de empleo. Por ello, cuando perfilamos el futuro que queremos, la tecnología, los procesa­mientos de datos y la inteligencia digital se convierten en el vértice de un proceso que, no por complejo, deja de ser necesario e imprescindible.

Desenredar ese entramado de metodologías, técnicas virtuales, conocimientos informáticos e inteligencia artificial en beneficio de ayuntamientos, entidades, sectores productivos y sociedad en general, es el propósito consciente y planificado que nos ha llevado a unir nuestras fuerzas con la Universidad de Alicante-UA y la Miguel Hernández-UMH. Esta alianza histórica germina como una gran estructura, con visión de futuro y una estrecha relación de reciprocidad entre sus miembros.

La transformación analógica y la inteligencia digital han llegado para quedarse y hemos de aprovechar las consecuencias negativas que ha traído consigo la pandemia de COVID-19 para dinamizar nuestra productividad, generar economías de escala e implementar la reconversión de industrias en aras a optimizar resulta­dos y asentar su supervivencia. Esta hoja de ruta prefijada con detenimiento necesita para su establecimiento y consecución la transferencia de fondos europeos. Nuestra intención es la de posicionar la provincia y la ciudad de Alicante como referencia mediterrá­nea del mundo digital y lo llevaremos a cabo con seriedad y rigor, de la mano del mundo científico, pero con la cercanía al mundo real y a las aplicacio­nes para que estas se conviertan en un factor más de recuperación.

Este momento de ralentización económica debe servirnos como palanca de cambio, progreso y empren­dimiento, utilizando herramientas e instrumentos digitales, estableciendo un guion de prioridades y confiando en unos agentes que capitaneen el proceso y garanticen su éxito y perdurabilidad. Los grupos científicos de ambos centros serán imprescindibles para aportar sus experiencias y conocimientos y conec­tar el mundo académico con el local.

La apuesta por la inteligencia digital debe ayudarnos en la toma de decisio­nes, implementándolas y simplificán­dolas, así como en la automatización de tareas. Nuestro reto se centra en integrar estos avances en nuestros ámbitos cotidianos, aprovecharlos en beneficio propio y clasificarlos y analizarlos para extraer de ellos las mejores conclusiones.

Estoy convencido de que la UA y la UMH, de la mano de la Diputación, proyectarán desde CENID la transfor­mación digital de la provincia, aplicando inteligencias colectivas, interdepartamentales y transversales basadas en valores que acerquen y unan a las personas y aboguen por la escucha participativa.

Teníamos una visión de futuro y la hemos hecho realidad, porque el cambio es lo único constante en nuestra vida.