Digitalización. Digital vs Analógico. Nos empeña­mos en digitalizar el mundo actual, que por naturaleza es analógico, continuo, bello, para convertirlo en un mundo digital, discreto, ¿aburrido? Sin apenas darnos cuenta estamos digitalizando ya cualquier proceso natural, una conversación por teléfono, tomar una fotografía, escuchar la radio, ver la televisión, dar o recibir una clase, pagar los impuestos...no sigo. Estos procesos conllevan lógicamente una pérdida de información en el camino, lo que nos hará incurrir sin duda en el riesgo de prescindir de buena parte de la riqueza que nos proporciona nuestro mundo, nuestra naturaleza, nuestra sociedad y las personas que vivimos en este mundo actual.

Digital vs Analógico. Hace ya casi 25 años que el gran campeón de ajedrez Gary Kaspárov perdió su primera partida frente a la supercom­putadora Deep Bine. No soy experto en inteligencia digital, pero estoy seguro de que la potencia de cálculo del procesador de cualquiera de los teléfonos móviles actuales bastaría para derrotar a cualquier campeón "analógico" de ajedrez. En España hay actualmente más de 40 millones de teléfonos móviles, por lo que es fácil imaginar que esta tremenda potencia de cálculo, bien utilizada, nos abrirá muchas puertas en los procesos de digitalización.

La digitalización es un proceso que arrancó varias décadas atrás, pero aún nos llevará varias décadas más conseguir "digitalizar" todo nuestro entorno. No cabe duda de que gracias al estado actual de su desarrollo hemos logrado una sociedad tecnoló­gicamente avanzada y que nuestro potencial para resolver problemas y para mejorar las condiciones de vida del ser humano ha crecido exponen­cialmente. Pero todo avance en la ciencia debe realizarse con rigor y con los criterios éticos más estrictos para evitar posibles problemas derivados de la aplicación de la tecnología digital, ya sea en forma de datos, de algoritmos, de conexión y uso a internet, de investiga­ción, o del capital humano que usa, trabaja, aplica y disfruta con esa nueva inteligencia digital.

Es curioso ver en el Diccionario de la RAE la definición del término "digital", que se aplica inicialmente como relativo a los dedos, y ahí tenemos por ejemplo los nombramientos digitales, a dedo. Referente a los números, y así decimos que un número está formado por un dígito, por dos dígitos, que una televisión es terrestre y digital (la TDT). Incluso por digital nos podemos referir a una planta (Digitalis purpurea) cuyas hojas se usan en medicina, pero que al mismo tiempo es una potente droga y un peligroso veneno. Podríamos incluir esta última contradicción entre los peligros potenciales de la digitalización antes citados. Como vemos el termino digital es muy rico y variado, pero la digitalización puede conllevar desigual­dades y riesgos de pérdida de riqueza en ciertos sectores, la famosa brecha digital, para concentrar la riqueza en otros sectores o territorios.

Howard Gardner, psicólogo y pedagogo estadounidense (1943), definió diferentes tipos de inteligencias en los seres humanos. A saber: l. Inteligencia lingüística, 2. Inteligencia lógico-matemática, 3. Inteligencia espacial, 4. Inteligencia musical, 5. Inteligencia corporal y cinestética, 6. Inteligencia intrapersonal, 7. Inteligen­cia interpersonal y 8. Inteligencia naturalista. El proceso de digitalización nos ha llevado a una novena inteligen­cia. La Inteligencia Digital, que podríamos considerar como la capaci­dad de las personas para el uso de las tecnologías digitales, en la integración y manejo de las redes sociales, y en la forma de desenvolverse en las Smart cities en las que ya estamos inmersos. 

Junto a esta Inteligencia Digital, no debemos olvidar la Inteligencia Artifi­cial, cuyos inicios se remontan a 1950, cuando Alan Turing propone su "prueba de Turing" para determinar si un sistema puede considerarse inteligente o no. La invasión de los teléfonos móviles "inteligentes" ha producido una explosión en la producción de datos, lo que ha llevado a un resurgir de la Inteligencia Artificial. Se ha introdu­ cido cada vez más en nuestra vida cotidiana facilitando muchos de los procesos que realizamos cada día: búsqueda de información, reconocimiento de caras en las fotografías de nuestros móviles, asistentes de voz, toma de decisiones en empresas y mercados bursátiles, ayuda en diagnós­ticos médicos, apoyo a la decisión en Administraciones Públicas, en la Industria, en los Juzgados, y tantas y tantas otras áreas de nuestras vidas.

Por ello, la transformación digital debe tratarse de forma holística para que las inteligencias humanas, las inteligencias artificiales y las inteligen­cias digitales converjan hacia un mismo objetivo: la mejora de nuestra sociedad y de las personas sin perder las capacidades innatas de los seres humanos, sus relaciones personales y afectivas y sus capacidades "analógicas" básicas que no deben terminar convirtiéndose en capacidades "digitales" de los humanos.

En este contexto, debemos apostar por crear plataformas, sinergias y ecosistemas que nos permitan avanzar como sociedad y como personas. Por ello, la Universidad Miguel Hernández de Elche se une a la Universidad de Alicante y a la Diputación de Alicante en una iniciativa para apoyar la transformación digital de las empresas, instituciones y personas de la provincia de Alicante, aportando e integrando el conocimiento de sus profesores y de sus investigadores en las áreas de big data, de ciberseguridad y cibercrimen, de alfabetización digital, de derecho digital, y en todas aquellas áreas donde el proceso de digitalización de nuestra provincia de Alicante lo requiera. Es parte de nuestra responsabilidad como Universidad tratar de lograr una mayor riqueza para nuestros pueblos y sus habitantes intentando amortiguar los efectos secundarios de una digitaliza­ción exponencial que sin duda se producirán. Brechas digitales entre territorios y personas, indeseables consecuencias éticas y legales o falta de comunicación y emociones entre las personas. Debemos y queremos abordar esta apuesta por la digitalización de la forma más integradora y colaborativa posible, evitando egos, personalismos, envidias y enfrentamientos políticos. Es nuestra responsabilidad y nuestro deber como servidores públicos. Se trata de establecer lazos y conexiones con cualquier iniciativa empresarial o institucional que se desarrolle en este ámbito. Lo contrario no sería inteligente.