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Investigadores de la UA analizan el ADN de 136 esqueletos prehistóricos

El informe revela transformaciones genéticas en el sur de la península Ibérica y Europa en la Edad de Bronce

Tumba en Cabezo Redondo

Un estudio novedoso publicado en Science Advances, y en el que participan investigadores de la UA, documenta la llegada de nuevos ancestros genéticos al sur de la península Ibérica y de Europa, concomitante con el surgimiento de la cultura de El Argar, al inicio de la Edad de Bronce, alrededor del año 2200.

La investigación la dirigen la Universidad Autónoma de Barcelona y los institutos Max Planck para la Ciencia de la Historia de la Humanidad y de Antropología Evolutiva, y además de la Universidad de Alicante participa la Universidad de Valencia. 

El informe explora la relación entre los cambios demográficos a gran escala y los principales cambios sociales y políticos del tercer y segundo milenio mediante el análisis de los genomas de 136 individuos (96 de la Edad de Bronce de El Argar y otras sociedades contemporáneas, 34 de la Edad de Cobre y 6 del Bronce Tardío).

El equipo de nvestigadores de la UA, Valencia y el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ), ha contribuido con información arqueológica, cronológica y antropológica de 19 individuos datados en la Edad del Cobre (Cova d’en Pardo –Planes– y Cueva de las Lechuzas –Villena–) y 9 de la Edad del Bronce (Cabezo Redondo, Cueva oriental del Peñón de la Zorra, Cueva del Puntal de los Carniceros –Villena– y La Horna –Aspe–).

Incluyen los genomas publicados previamente de la península ibérica, el nuevo estudio abarca datos de casi 300 individuos prehistóricos y se centra específicamente en la transición de la Edad del Cobre a la del Bronce.

"Aunque sabíamos que la llamada ascendencia esteparia, que se había extendido por Europa durante el tercer milenio, acabó llegando al norte de la península ibérica en torno al 2400 antes de nuestra era, nos ha sorprendido ver que todos los individuos del periodo de El Argar y grupos contemporáneos portaban una parte de esta ascendencia, mientras que en los individuos de la Edad del Cobre está ausente", afirma el investigador del Max Planck Wolfgang Haak, autor principal e investigador del estudio.

Vista aérea de Cabezo Redondo INFORMACIÓN

Antecedentes

Desde la UA explican que el tercer milenio antes de nuestra era es un periodo muy dinámico en la prehistoria de Europa y Asia occidental, caracterizado por cambios sociales y políticos a gran escala.

En la península ibérica, la Edad del Cobre, hace unos 4500 años, estaba en pleno apogeo, con un importante crecimiento demográfico, atestiguado por una gran diversidad de asentamientos y fortificaciones, estructuras funerarias monumentales, así como macro-aldeas de más de 100 hectáreas.

Por razones que aún no están claras, la segunda mitad del milenio experimentó un despoblamiento y el abandono de los grandes asentamientos y necrópolis.

En el sureste de la península ibérica surgió, en torno al 2200 una de las entidades arqueológicas más destacadas de la Edad del Bronce europea: la cultura de “El Argar”, una de las primeras sociedades de nivel estatal del continente europeo.

Esta sociedad se identifica con sus grandes asentamientos centrales en cerros, una cerámica diferenciada, armas especializadas y artefactos de bronce, plata y oro, junto con un rito funerario intramuros, con enterramientos y hábitats integrados en un mismo espacio.

Claves

Los datos genómicos estudiados revelan algunos de los procesos que subyacen tras el cambio genético.

Mientras el grueso del genoma muestra que los individuos de la Edad del Bronce son una mezcla de ascendencia de población local de la Edad del Cobre y una parte menor de ascendencia procedente del continente europeo, los linajes del cromosoma Y heredados por vía paterna muestran un cambio completo, vinculado al movimiento de ascendencia esteparia que también es visible en otras partes de Europa.

“Las causas de esta desaparición de la diversidad previa del cromosoma Y siguen siendo muy difíciles de explicar”, explica Cristina Rihuete Herrada, coautora principal del estudio e investigadora de la UAB.

Los nuevos y sustanciosos datos de los yacimientos de El Argar muestran también que estos dos componentes no explican totalmente la composición genética de las sociedades de la primera Edad del Bronce.

"Hallamos señales también de ascendencia que rastreamos hasta el Mediterráneo central y oriental y Asia occidental. No podemos decir con exactitud si estas influencias llegaron al mismo tiempo que la ancestría esteparia, pero sí que formaban parte de las nacientes sociedades de El Argar, lo que evidencia que hubo contactos continuos con estas regiones", añade Vanessa Villalba-Mouco, investigadora postdoctoral en el Instituto Max Planck y el Instituto de Biología Evolutiva (UPF-CSIC).

Muestras

El artículo analiza también muestras procedentes de contextos arqueológicos situados fuera de la cultura de El Argar, lo cual permite tener una visión amplia de las características genéticas de este momento en el Sureste y Levante peninsular.

“Este trabajo modifica sustancialmente lo que conocíamos acerca de las poblaciones del llamado ‘Bronce valenciano’ para las cuales se asumía un desarrollo diferenciado respecto a las argáricas, situadas más al sur. La presencia de ascendencia esteparia en yacimientos de la Edad del Bronce del Vinalopó viene a señalar que los flujos migratorios desde Centroeuropa también impactaron sobre las poblaciones autóctonas de este territorio”, apunra Gabriel García Atiénzar, investigador del Instituto de Investigación en Arqueología y Patrimonio Histórico de la Universidad de Alicante.

"Si el cambio genético fue provocado por grupos migratorios del norte y centro de la península ibérica o por el deterioro climático que afectó al Mediterráneo oriental hacia el año 2200 ANE es la pregunta del millón", afirma el Roberto Risch, coinvestigador y autor principal.

"Sería absurdo pensar que todo se puede explicar con un modelo simple de un solo factor. Aunque la coincidencia temporal es sorprendente, es probable que hayan intervenido muchos factores", concreta.

Pandemias

Explican que uno de los factores podrían ser las pandemias, como una forma temprana de la peste, que se ha evidenciado en otras regiones de Europa en esa época.

Aunque no se ha hallado directamente entre los individuos analizados en el sur de la península ibérica, podría ser un desencadenante de los cambios poblacionales observados en la región, apuntan los investigadores.

"En cualquier caso, ahora podemos concluir que el movimiento poblacional que se inició en las zonas esteparias del este de Europa hacia el 3000 ANE no fue un evento migratorio único, sino que necesitó más de cuatro siglos para llegar a la Península Ibérica y otros 200 años para aparecer en los actuales territorios de Murcia y Alicante", afirman.

El registro arqueológico del grupo de El Argar muestra una clara ruptura con las tradiciones anteriores de la Edad del Cobre.

Los ritos de enterramiento, por ejemplo, pasaron de ser comunales a individuales y dobles en el interior de los poblados.

En el ámbito valenciano, sin embargo, donde también se observa el mismo cambio genético, la Edad del Bronce revela un panorama algo distinto. “Hasta fechas recientes se asumía que durante la Edad del Cobre los enterramientos en el ámbito valenciano se definían por el ritual de inhumación colectiva en el interior de cuevas naturales, mientras que, a partir de la Edad del Bronce, su número se reducía drásticamente y pasaban a localizarse en el interior de unos pocos poblados", indica García Atiénzar.

Y añade que "sin embargo, esta investigación pone de relieve a partir de varios yacimientos alicantinos, además del componente genético estepario y mediterráneo, la perduración del ritual en cueva, aunque el acceso al mismo debió ser mucho más restringido como evidencian el menor número de inhumados y los ajuares funerarios, algunos típicamente argáricos, lo cual apunta hacia importantes lazos de unión, tal vez genéticos, entre ambos territorios a partir del 1800-1700 antes de nuestra era".

Élite

Los enterramientos de élite también indican la formación de fuertes jerarquías sociales. Al realizar pruebas de parentesco biológico, el estudio revela que los varones están, por término medio, más emparentados con otras personas del asentamiento, lo que indica que el grupo estaba probablemente estructurado de forma patrilineal.

Dicha organización social podría explicar la marcada reducción de la diversidad del linaje Y, apuntan en el estudio.

"Observamos patrones similares de organización social y estratificación creciente también en otras partes de la Europa de la Edad del Bronce Temprana, de hecho, en líneas generales, alrededor de la misma época y con características similares de formaciones tempranas de tipo estatal. Esto sugiere un reinicio estructurado o un restablecimiento tras algún tipo de crisis o tiempos inestables y muy dinámicos", resume Haak.

La investigación ha contado con la participación, además de las mencionadas, de otras instituciones como son Adelaide University, Danube Private University, Basel University, Fundación Vasca para la Ciencia, Cape Town University, Museo Arqueológico Municipal de Lorca, Universidad de Murcia, Harvard Medical School, Harvard University, Howard Hughes Medical Institute y Universidad de Sevilla.

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