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La UA investiga combustibles a partir de la basura para abaratar la batería del coche

El catedrático Antonio Sepúlveda afirma que se abandonan los fósiles y se incentiva el hidrógeno verde

El catedrático de Química Inorgánica, Antonio Sepúlveda, en el laboratorio donde investiga nuevos materiales no contaminantes. | PILAR CORTÉS

La Universidad de Alicante compite por los Fondos Europeos que recibe España para fomentar tecnologías relacionadas con la economía verde, con un proyecto de Química Inorgánica que, entre otros, persigue la obtención de metano no desde combustibles fósiles, sino a partir de los residuos de basura urbana o de la ganadería, para convertirlo en hidrógeno verde y otros elementos limpios que abaratarán el coste de las baterías de los coches, por poner un ejemplo práctico.

El grupo investigador que dirige el catedrático Antonio Sepúlveda en el laboratorio de Materiales Avanzados y el Instituto de Materiales también de la UA, junto a la Universidad de Sevilla, han enviado esta misma semana el proyecto con el propósito de obtener financiación los próximos dos años. «Esto es una carrera de fondo. En dos años debes cumplir los objetivos que planteas en el proyecto, la obtención de los materiales en este caso, que resultan prometedores, pero luego hay que continuar mejorándolos a nivel de laboratorio y patentarlos, o lograr que una empresa los aplique», explica el catedrático.

Invitado por el Aula de la Ciencia de la UA, el prestigioso investigador sopesa a preguntas de este diario que, como la sociedad se interesa de verdad por la economía verde, los gobiernos también se implican y valoran iniciativas que colaboren con la transición ecológica, «lo que se traduce en financiación, aunque nunca recibimos la que querríamos», admite.

«El hidrógeno es una buena herramienta entre las energías renovables» abunda el catedrático, ya que evita el empleo de fósiles y las emisiones de CO2. Precisamente las nuevas aplicaciones para la movilidad que surgen del hidrógeno suponen menos empleo de energía y menos gasto.

Frente a las actuales baterías eléctricas para automóviles, que se van descargando y exigen la carga habitual como si de un móvil se tratara, Sepúlveda apunta al motor de hidrógeno que genera la electricidad continuamente al reaccionar con el oxígeno del aire. «Se transforma y recarga continuamente y la contaminación es nula porque solo emite agua, pero lo que contamina es la forma de obtener el hidrógeno», aclara, de ahí la investigación en la que proponen su obtención de residuos orgánicos, lo que convierte a esta tecnología en renovable y más económica. «Usando energías renovables como molinos de viento y paneles solares queremos llegar al hidrógeno sin contaminar», concluye.

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