¿Qué causa una migraña crónica? ¿Cómo se puede paliar el fuerte dolor de la sequedad ocular? ¿Se puede prevenir el dolor neuropático de la quimioterapia del cáncer de colon? Son preguntas que, quienes sufren estos tipos de dolores crónicos se hacen. La respuesta la tienen los investigadores de la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche. No solo investigan las causas de estos dolores crónicos, también buscan su tratamiento, lo que podría aliviar a miles de personas.

Investigar desde la universidad qué causa el dolor crónico y cómo evitarlo. Es lo que buscan las cuatro líneas de investigación surgidas desde UMH. Concretamente, desde el Instituto de Neurociencias, centro mixto de la UMH y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y el Instituto de Investigación y Desarrollo e Innovación en Biotecnología Sanitaria (IDiBE) del campus de Elche, varios grupos de investigación trabajan para entender las causas de la generación del dolor y desarrollar nuevas terapias para mitigar el impacto social de esta patología incapacitante.

El dolor crónico es un acuciante problema médico que afecta a cerca del 20% de la población española y a más de un 30% a nivel mundial. Es más común en mujeres y en personas mayores de 65 años.

Así, cuatro grupos de investigación surgidos en la universidad ilicitana realizan estudios pioneros sobre el dolor crónico. En el Día Mundial del Dolor que se celebró este lunes, los científicos de la UMH presentaron sus líneas de investigación para entender los cambios que se dan en la transición de dolor agudo a dolor crónico y encontrar nuevas terapias.

Las causas del dolor crónico son diversas como, por ejemplo, lesiones en nervios, enfermedades víricas o tratamientos del cáncer, entre otras. Así, la universidad tiene varias líneas de investigación. 

El Grupo de Transducción Sensorial y Nocicepción del Instituto de Neurociencias, dirigido por el investigador Félix Viana y las investigadoras Ana Gomis y Elvira de la Peña, estudia las neuronas especializadas en detectar estímulos térmicos y mecánicos, así como los circuitos espinales responsables de procesar estas señales.

Para ello, utilizan diferentes modelos experimentales de patologías dolorosas como dolor postquirúrgico, el daño por compresión nerviosa o el asociado a la quimioterapia. Recientemente, han logrado prevenir el dolor neuropático de la quimioterapia del cáncer de colon en ratones.

Por su parte, el grupo de investigación en Neurobiología Ocular, dirigido por las investigadoras Juana Gallar y Mª Carmen Acosta y por el investigador Víctor Meseguer, centra su estudio en el dolor y otras sensaciones anómalas en el ojo, especialmente las derivadas de la cirugía ocular y de la sequedad ocular crónica.

Además de estudiar los mecanismos moleculares y celulares que provocan el dolor neuropático en los ojos, buscan mejorar la calidad de vida de las personas con dolor ocular crónico mediante el desarrollo nuevas herramientas de diagnóstico y nuevos tratamientos que favorezcan la regeneración de los nervios lesionados y mitiguen el dolor.

Estos tratamientos están basados en tecnologías novedosas como el uso de fármacos que se activan e inactivan con luz de un determinado color. También, tratamientos que impiden que se activen los genes que controlan los receptores neuronales del dolor como el TRPV1, actualmente en una fase previa a la comercialización.

Migrañas, ¿por qué?

El grupo de Neurobiología Sensorial del IDiBE, liderado por los investigadores Gregorio Fernández y Antonio Ferrer y la investigadora Asia Fernández, centra su trabajo en comprender las bases moleculares del dimorfismo sexual presente en la migraña, que es tres veces más prevalente en mujeres que en hombres.

Entre otros resultados, se demuestra que los receptores sensoriales del picante, del frío y del mentol están detrás de las migrañas

La investigación ha señalado a los receptores sensoriales del picante y del frío o mentol como causantes de los episodios migrañosos. El objetivo a medio o largo plazo es el desarrollo de nuevas terapias que mejoren la calidad de vida de los pacientes, restableciendo el normal funcionamiento del sistema sensorial cutáneo.

Por otro lado, han descubierto que los receptores sensoriales de la temperatura TRPV1 se vuelven más activos en pacientes con neuropatía por quimioterapia, un efecto secundario de algunos tratamientos del cáncer que provoca una elevada sensibilidad térmica y mecánica en las manos y los pies que puede hacerse crónica hasta en el 30% de los pacientes tratados.

Su trabajo ha resultado en el desarrollo de una crema de aplicación tópica (Oncapsisens) que atenúa las molestias sensoriales palmoplantares que sufren los pacientes de cáncer que desarrollan neuropatía por la quimioterapia. Este producto se dispuso en las farmacias a principios de 2022. 

Cronificación del dolor

Finalmente, el Grupo de Conectividad y Función de Circuitos Somatosensoriales, liderado por el investigador Francisco J. Taberner, estudia los cambios asociados a la cronificación del dolor. Recientemente, han descubierto un nuevo mecanismo por el cual, tras sufrir un traumatismo que afecte a los nervios, las fibras del dolor colonizan estructuras del tacto, con lo que incrementa la sensibilidad en la transmisión del dolor.

También, investigan los cambios que ocurren en los circuitos neuronales de la médula espinal durante el proceso de cronificación del dolor. Quieren identificar y obtener las proteínas clave de las neuronas de la médula espinal que regulan la transmisión de dolor.

Este conocimiento detallado lo utilizarán para llevar hasta estas neuronas clave unas moléculas que se activan con luz infrarroja y, así, controlar la transmisión del dolor de forma no invasiva y con mínimos efectos secundarios.

Adelantos en las investigaciones contra el dolor crónico que, a buen seguro, ayudarán a miles de personas a poder paliar sus síntomas.