Los ajustes dietéticos ayudan a controlar la sintomatología de los pacientes con cáncer, incluidos los síntomas causados por la enfermedad y por el tratamiento. Esta es la principal conclusión de una investigación realizada por Cristina Leva Muntó, graduada en Enfermería y Amparo Sánchez Fideli, profesora del departamento de Ciencias Biomédicas del CEU de Elche. A raíz de los datos obtenidos en un estudio con pacientes de la Associació Comarcal d´Ajuda en el Tractament del Càncer (SOLC), se determina la importancia de personalizar la dieta de cada paciente para evitar carencias nutricionales «y asegurando una ingesta de calidad».

Por ello, enfatizan las expertas, es fundamental que los profesionales que están en contacto con los pacientes. «Que conozcan su situación y la de su entorno, pudiendo así poder realizar intervenciones beneficiosas». Y es que según el trabajo, la mayoría de los pacientes quieren recibir formación nutricional para conocer la alimentación en cada etapa o fase de su tratamiento oncológico. En ese sentido, Sánchez Fideli, doctora en Farmacia, recomienda alimentos como pescado azul, yema de huevo, los suplementos de vitamina D. «Ayudan a sobrellevar mejor el dolor y disminuyen los síntomas depresivos, obteniendo como resultado una mejor calidad de vida».

Por otra parte, las investigadoras insisten en que, para el control de los síntomas, es interesante favorecer los cambios en el estilo de vida. «Combinar dieta, actividad física, control de peso, así como evitar el tabaco y el alcohol. Estos cambios, a su vez, favorecen la calidad de vida». Conviene recordar, apuntan, que las enfermedades oncológicas suelen estar relacionadas con el deterioro del estado nutricional. Como aseguran los expertos, éste influye directamente en el resultado del tratamiento, lo dificulta y en ocasiones obliga a suspenderlo temporalmente. Incluso, hay pacientes que presentan desnutrición, lo cual es importante detectar para intervenir y concienciar sobre la importancia de un adecuado aporte nutricional.

Amparo Sánchez Fideli, profesora del departamento de Ciencias Biomédicas del CEU de Elche.

Un estudio transversal

Para llevar a cabo esta investigación, se realizó un estudio transversal en el que se pasó un cuestionario que evalúa la percepción que tienen los pacientes sobre la importancia de su alimentación. Entre la información obtenida se puso de manifiesto que los encuestados valoraron en gran medida la relación entre su estado nutricional y su enfermedad. En concreto, el 70% contestó que hay mucha relación y sólo un 2% que hay poca relación.

Respecto a la cuestión sobre si perciben la relación entre su situación física actual y la alimentación, cabe destacar que la mayoría (89%) opinó que sí existe una relación muy importante. Únicamente el 5% indicó que hay una relación poco importante, el 4% contestó que no existe relación y un 2% no sabe si hay relación.

Preguntados sobre ¿qué tipo de atención nutricional le gustaría recibir?, la mayoría (63%) indicó educación para conocer qué tipo de alimentos debe consumir. El resto de los participantes señaló que querían información acerca de suplementos vitamínicos y nutricionales e incluso información para tolerar mejor ciertos alimentos.

Dieta sin conservantes

Los pacientes también dieron importancia a la dieta equilibrada compuesta por alimentos de calidad sin conservantes y con restricción de los azúcares. En este sentido, la recomendación es consumir alimentos que contengan hierro (remolacha, alcachofa, mariscos), vitaminas B12 (huevo, cereales, productos lácteos) y la ingesta de calcio (legumbres, frutos secos) junto con suplementos para una mayor absorción de estos. Se deben evitar ingerir bebidas alcohólicas y estimulantes (café, té, bebidas energéticas).

Junto a esto, algunos de los encuestados incidieron en la importancia de combinar la dieta con deporte y terapias alternativas para mayor efectividad a la hora de mejorar la CDV. Los encuestados recalcaron que sería muy interesante que desde el ámbito hospitalario se inculque la importancia que tiene la dieta en la evolución del tratamiento y la formación específica de los profesionales sanitarios en este aspecto. A su vez, mostraron interés por conocer la composición y el funcionamiento de la microbiota, así como los procesos de inflamación y desintoxicación del cuerpo.