El río Segura está registrando una avenida de agua inhabitual en esta época del año que ha ocasionado un aumento de tres metros del altura en algunos puntos del cauce, como en el casco urbano de Rojales donde están circulando unos 40 metros cúbicos por segundo.

La riada, que incluso hace navegable el río en algunos tramos, está ocasionada por las lluvias torrenciales registradas en la cuenca en los últimos días y está produciendo que el Segura este vertiendo en su desembocadura, en Guardamar del Segura, desde la madrugada del pasado domingo unos 4.000 litros por segundo, un agua que servirá para regenerar el ecosistema marino y el sector pesquero de la Bahía de Santa Pola, pero que desde el sector agrario se lamenta que no pueda ser utilizado para los próximos riegos al no poder, por distintos motivos, embalsarse para este fin.

Aún y así los agricultores de la huerta tradicional de toda la comarca están aprovechando al máximo el caudal del río para el riegos de sus plantaciones, para lavar la tierra de sales o para aprovechar los limos mezclados con el agua, regenerar la tierra de forma natural y aumentar su fertilidad.

Prohibición

La Comunidad de Riegos de Levante Margen Izquierda del Segura está captando por su parte 2.000 litros por segundo, "el 25 % de los que se podría elevar" desde la toma del azud de San Antonio en Guardamar "para riego directo y sin posibilidad de embalsarlo", se lamenta el portavoz de esta comunidad, Ángel Urbina, quien apostilla: "Después nos quejamos de que el Ebro tira agua al mar".

Con el agua que el Segura está arrojando al mar se podría disponer de recursos para el riego de toda la huerta (24.000 hectáreas) en la inminente campaña de invierno y llenar los dos embalses que tiene Riegos de Levante, con una capacidad conjunta de 15 hectómetros cúbicos.

El motivo de que el caudal circulante por el Segura no pueda ser elevado hasta los embalses de Riegos de Levante se debe al decreto del Consell de 20o5 para la protección de una especie de pato -la Malvasía Cabeciblanca-. Éste prohíbe que estos embalses experimenten cambios bruscos en su lámina de agua en las fechas comprendidas entre el 1 de febrero y el 31 de agosto. "Es una oportunidad perdida, ésta y otras anteriores, que han hecho que nuestras lagunas se conviertan en salinas con una conductividad mayor que la de la mar, con 40 microsiemens (grados de sales por cada litro)", asegura Urbina.

Ahora, con los embalses secos y salinos, se tardará entre uno y dos años en limpiarlos y sin poder utilizarlos, ya que "el agua que no se mete (desde el azud de Guardamar) se pierde", señala el representante de la Comunidad de Regantes, colectivo que cuenta con 20.000 comuneros distribuidos en 17 municipios, desde Orihuela a Mutxamel.

Por otro lado, ante esta riada, los agricultores de la huerta tradicional han pedido a la Confederación Hidrográfica del Segura que ese agua se autorice el que sea desviada a todas las acequias, azarbes y otros sistemas de distribución menores para mejorar la calidad de los acuíferos subterráneos, disminuyendo la contaminación de sales y de nitratos.

El agua que circula en estos momentos por el cauce del Segura en la Vega Baja es la que no han podido detener los embalse de cabecera y procede, sobre todo, de la Región de Murcia.

Embalses al 59%

En la actualidad los embalses de cabecera de la cuenca del Segura están a un 59% de su capacidad de almacenaje, mientras que el año pasado por estas fechas era de 28%. Las infraestructuras hidráulicas de retención de agua del Segura tienen una capacidad total de 1.141 hectómetros cúbicos (hm3). En estos momentos hay almacenados 676 hm3 cantidad que el año pasado era de 322.