Dos hombres encapuchados atracaron ayer una empresa de manipulación de hortalizas y frutas de Guardamar del Segura, de donde se llevaron 2.900 euros, según informaron fuentes de la Guardia Civil. Los asaltantes encañonaron con una escopeta de cañones recortados al propietario de la empresa, José Antonio Andreu, quien se encontraba solo en la oficina cuando se produjo el ataque, si bien una decena de trabajadores estaban en el almacén, situado a menos de 30 metros de la caseta que sirve de despacho de administración.

Según Andreu, hacia las 13.35 horas de ayer entraron dos hombres encapuchados en la oficina de "Frutas Andreu S.L.", situada cerca de la carretera CV-920, que une Guardamar del Segura y Rojales, a la altura del punto kilométrico 3,5. La víctima del asalto relató que otro hombre permaneció en el coche en el que llegaron y se marcharon los atracadores. Andreu apuntó la matrícula del vehículo, por lo que más tarde pudo saber que se trataba de un coche robado.

La víctima fue golpeada con la culata de la escopeta en una pierna y recibió golpes en la cabeza que le hicieron "saltar los dientes", aunque las heridas no revestían gravedad. Asimismo, los encapuchados pegaron dos tiros al aire para intimidarle y forzarle a que entregara el dinero. Andreu sospecha que se trató de un golpe "organizado", pues los viernes y los sábados paga la semana a varias de sus empleadas en efectivo.

"Las chicas son extranjeras y, como todo el mundo en estos tiempos, van al día, así que yo les pago en efectivo cada semana", dijo el propietario del almacén asaltado, quien señaló que los atracadores "sabían muy bien los movimientos porque vinieron justo el día y a la hora del cobro". Al resto de trabajadores les paga mensualmente y mediante el ingreso de la nómina en el banco.

Como 40 empleadas ya habían cobrado, los encapuchados solo se pudieron hacer con 2.900 euros de los 14.000 que cada fin de semana reparte Andreu entre las operarias. La víctima aseguró que los atracadores "hablaban bien español" y que le insultaron y gritaron para exigirle el dinero. "No sé si tenían acento extranjero porque los insultos los decían muy claros", apostilló. Además de ir encapuchados, los asaltantes llevaban guantes para no dejar huellas de su paso por la oficina. "Era un chivatazo", insistió el empresario agrícola.

La Guardia Civil de Guardamar del Segura se hizo cargo del caso y se ha desplegado un dispositivo para atrapar a los atracadores. La víctima estuvo cuatro horas declarando en el cuartel de la Benemérita, si bien al cierre de esta edición no se produjeron detenciones relacionadas con este caso. Del mismo modo se investiga si se trataba de un arma simulada.

Andreu, de 52 años, abrió la empresa "Frutas Andreu S.L." en el lugar donde está ahora hace ocho. De hecho, la caseta en cuyo interior fue asaltado está en el mismo lugar donde se situaba la casa donde nació. "Hace 52 años nací en el mismo sitio donde hoy (por ayer) me intentaron pegar el tiro", detalló. Junto al almacén hay algunas casas, unas habitadas y otras no. De este modo, la empresa se encuentra en medio de la huerta de Guardamar del Segura y a unos cinco kilómetros del casco urbano de este municipio de la Vega Baja.

El almacén asaltado está situado a escasos metros de la CV-920. A escasos metros de esta empresa, hay otra que también se dedica al almacenamiento y distribución de frutas y verduras. La actividad en el almacén cercano seguía al mediodía, al contrario de lo que ocurría en "Frutas Andreu S.L.". Algunos trabajadores de la mercantil vecina a la atracada mostraron su preocupación por los hechos ocurridos horas antes en la empresa de Andreu. "Vaya susto", dijo una operaria de la empresa vecina al único trabajador de "Frutas Andreu" que ayer pasó por el almacén después del atraco. Ahora, el empresario solo espera la llamada que le comunique que han atrapado a quién le atacó y le robó ayer.

Instaló alarmas hace tres meses

El almacén asaltado dispone de conexión mediante alarmas a una empresa de seguridad. Andreu decidió instalar los dispositivos hace tres meses, después de que su empresa fuese objeto de una visita inesperada. En aquella ocasión, los ladrones entraron al despacho y lo revolvieron todo. Como botín, se llevaron algunos teléfonos móviles y poco más. El empresario no guardaba aquel día dinero en metálico en el despacho. Y es que según explico ayer, el único efectivo que pasa por la oficina es el correspondiente a los sueldos semanales de algunas empleadas de origen extranjero. Andreu señaló que las mujeres "viven al día", de manera que les viene mejor cobrar cada semana. En total, entre viernes y sábado reparte unos 14.000 euros entre las trabajadoras, si bien ayer ya había pagado a 40 operarias antes de sufrir el atraco, de modo que solo le quedaban 2.900 euros.