Distinguir la cosecha de brevas de Albatera con la marca de Indicación Geográfica Protegida para garantizar al cliente que el producto cumple unos rigurosos parámetros de calidad y protegerlo de la competencia que suponen hoy los mercados internacionales. Ayuntamiento, expertos y productores aúnan posturas para la redacción de un manual que recogerá los requisitos de producción, recolección y manipulación que deberán de cumplir los agricultores que quieran dotar sus cultivos de este valor añadido.

El director territorial de la empresa Servicios Normativos, que desarrolla este proyecto en colaboración con la administración local, Javier Reina, explicó a este periódico que han apostado por la consecución de este sello de calidad en vez de por el distintivo Denominación de Origen debido a que éste último considera requisito indispensable que todos los procesos por los que pasa el producto hasta que se presenta al público deben desarrollarse en la misma localidad. Una cuestión que, en este caso, excluiría a algunos de los agricultores que forman parte de la cooperativa Albafruits de Albatera, la de mayor entidad en España para la comercialización de este producto con un volumen de producción que supera las 9.000 toneladas anuales.

Estudio

La redacción del estudio justificativo de la IGP de la breva de Albatera, subvencionado por la Conselleria de Agricultura, recoge un análisis pormenorizado de las características del producto, del entorno en el que se cultiva así como de las características que lo distinguen de su competencia. El siguiente paso a seguir ahora es la formación de un Consejo Regulador cuyo objetivo será "cuidar que la producción se haga conforme a los parámetros de calidad predeterminados" y crear un manual de calidad sobre "cómo se debe producir la breva", de acuerdo a una postura común que "han de respetar todos los productores", subrayó Reina. La última fase se basará en una campaña informativa sobre cómo se debe trabajar y recoger el fruto, así como los controles de calidad IGP que deberá seguir el producto.

Garantía

"La IGP te protege sobre todo de mercados extranjeros. Por ejemplo en Turquía se está produciendo este producto, y es más barato, pero nada garantiza cómo se ha cultivado, el consumidor no sabe si ha sido tratado con productos fitosanitarios", argumentó el director territorial de Servicios Normativos. Entre los beneficios que supondría la obtención de esta marca de calidad destacan la proyección internacional de la marca "Breva de Albatera" y la apertura a nuevos mercados extranjeros, con el consecuente aumento de ventas que suele ir ligado a un aumento del nivel de producción y, por consiguiente, del número de empleos relativos a la actividad.

Conseguir la marca, un proceso que se alarga entre tres y cinco años

Los trámites burocráticos para la consecución del distintivo que podría impulsar la venta de la breva de Albatera comenzaron en 2010 con una subvención de la Conselleria de Agricultura para la redacción del proyecto inicial. Una vez aprobado por el Ayuntamiento albaterense, la documentación vuelve a la Conselleria de Sanidad, desde donde se remitirá al Consejo de Agricultura y Pesca de la Unión Europea, organismo que en última instancia concederá o no la distinción del producto. Entre las condiciones para argumentar que un producto merece el distintivo IGP destaca la necesidad de demostrar una vinculación histórica del producto en esta localidad, un análisis en el que Servicios Normativos ha encontrado referencias a la existencia de higueras en la localidad en una relación bibliografía del siglo XVIII,

en el conocido como libro de Cavanilles. Se trata así de evitar que los grandes productores agrícolas inicien nuevas plantación de cosechas para intentar conseguir la marca IGP y comercializar algo que en realidad no se cultiva históricamente en una zona. Mientras se última la documentación para enviar a Bruselas, el sector sigue organizándose en un Consejo Regulador que elabore el manual de calidad con el que se regirán. m. a. r.