Calle San Isidro, La Mata. Ocho y veinte de la tarde. A la altura del número cuatro dos agentes de la policía municipal torrevejense cumplimentan los datos de un boletín de denuncia con seriedad y rigor. Un todoterreno permanece estacionado desde hace tres horas en una zona señalizada para carga y descarga, y la multa está al caer. Era miércoles, 27 de marzo, y el vehículo en cuestión pertenecía nada más y nada menos que a Eduardo Gil Rebollo, concejal de Policía, Seguridad Ciudadana, Vía Pública y Tráfico del Ayuntamiento de Torrevieja.

Noventa euros de multa (que se pueden quedar en 45 con el importe reducido) y un disgusto equiparable al de cualquier vecino que se haya encontrado en el parabrisas de su coche el papelito verde que caracteriza a estas denuncias.

El todoterreno llevaba el distintivo de identificación especial que permite estacionar en lugares habilitados para vehículos oficiales, pero esta cartulina no sirve como patente de corso para aparcar en cualquier lugar saltándose la señalización municipal, y Gil Rebollo, que además de concejal es matero, se encontró con la papeleta al volver a recogerlo. Esa plaza de aparcamiento está además en las proximidades de su residencia.

El tema no pasaría de ser una simple anécdota al estilo de "cazador cazado", si no fuera porque al caso se le pueden añadir unos antecedentes y unas apostillas que vienen a enredar lo que podía haber sido sólo un chascarrillo. Basten recordar si no las malas relaciones entre el concejal y el grueso de la plantilla de la policía local a cuenta de la imposición, al no haberse logrado un acuerdo pactado, del decreto de ampliación horaria a 37,5 horas semanales o la distribución arbitraria de las horas extra entre un reducido grupo de agentes, de los 170 que componen la plantilla, durante 2012. Un conflicto laboral aún sin resolver que protagonizó días pasados una sonora manifestación de policías frente al Ayuntamiento -muñeca hinchable incluida-. Pensando además que ésta del concejal podría ser una de esas multas que se "pierden" al descuido sin que nadie sepa cómo, los agentes tuvieron la precaución de pasarla por el registro general del Ayuntamiento para que quedara constancia de la sanción. De hecho este registro lleva semanas recibiendo informes policiales relacionados con el funcionamiento de la Policía Local para dejar constancia de su existencia.

Cambio rápido

Y por último está el tema de la reseñalización de la zona afectada por la carga y descarga, que en menos de dos días pasó de una prohibición hasta las 21 horas a otra que permite aparcamiento libre tres horas antes -límite hasta las 18 horas-, nueva franja para carga y descarga con la que curiosamente el coche del concejal se hubiera librado de la multa. El cambio ha sido tan rápido que algún sindicato policial ya ha pedido por escrito conocer el estudio previo del departamento de Tráfico y Señalización Vial que justifique este cambio de horario en la señal de prohibido estacionar por la que se vio sancionado el coche del concejal del ramo Eduardo Gil. A vueltas con el aparcamiento muchos agentes también recordarían el celo municipal a la hora arrastrar vehículos aparcados en el recorrido de una procesión y que se retiraron y multaron sin que hubiera señalizaciones que alertaran de la prohibición municipal, como recogió esta edición. Al edil la acción de los hombres que tiene a su mando no le sentó nada bien. Según testigos presenciales acudió a la mañana siguiente por la jefatura de la Policía Local pidiendo explicaciones por lo sucedido. El gabinete de Prensa del Ayuntamiento no se pronunció ayer sobre este capítulo al ser consultado.

Más sanciones

A la multa al concejal, que ha sido el objetivo de las peticiones de dimisión y descalificaciones de buena parte de la plantilla, se suma la que en estos días ha recibido también, en circunstancias similares, el jefe de Protección Civil, José Antonio Vidal, personal de confianza del alcalde, entre otras sanciones.