La Concejalía de Patrimonio Histórico ha puesto en marcha varias actuaciones con el objetivo de proteger el horno de calcinación de cinabrio para obtener mercurio, uno de los últimos descubrimientos patrimoniales de la ciudad que la colocan en un lugar privilegiado ya que esta infraestructura introducida en España por Juan Alonso de Bustamante en el año 1646 sólo la conservan casi de forma intacta la localidad manchega de Almadén y Orihuela.

Para realizar estas actuaciones el edil Manuel Gallud ha echado mano de diversos convenios e incluso de los peones agrícolas contratados por el Ayuntamiento gracias a una subvención estatal por lo que no ha realizado grandes inversiones para acometer estas mejoras. Precisamente estos trabajadores se han encargado de limpiar la vegetación que cubría parte del horno con el objetivo de mejorar su visualización ya que esta construcción corona el barrio de San Antón y se puede ver desde la carretera CV-910 de acceso a la ciudad.

Las brigadas municipales también se han encargado de limpiar las pintadas que varios grafiteros realizaron sobre esta pieza histórica que el equipo de gobierno tenía intención de declarar Bien de Interés Cultural al tratarse de una pieza única y que fueron denunciadas hace unas semanas en INFORMACIÓN.

Voluntariado

El convenio con la organización no gubernamental De Amicitia para que la ciudad acogiera un campamento de voluntariado medioambiental también ha servido para realizar mejoras tanto en el horno de cinabrio como en la casa del minero. Este acuerdo que el Consistorio realizó con la asociación tenía como objetivo que la ciudad acogiera dos campamentos con voluntarios procedentes de diversos países para que se encargaran de hacer actividades en favor del medio ambiente y del patrimonio.

El coste para el Ayuntamiento ha sido ínfimo ya que solo se ha tenido que hacer cargo del material y de las dietas de los participantes lo que supone un gasto total de tres mil euros. El alojamiento es gratis porque estos voluntarios pernoctan en las cabañas del Centro de Rehabilitación e Integración Social (Cris) ubicado en el Palmeral.

La primera edición de este campamento reforzó la casa del minero que presentaba riesgo de derrumbe y podía haber causado algún accidente ya que se ubica al lado de una la ruta que va desde el mirador del Palmeral hasta el barrio de San Antón. Es en esta zona donde están actuando estos días la segunda edición de este campamento que acoge a jóvenes de entre 18 y 23 años de países como Rusia, Italia, Estados Unidos, Bielorrusia, Bélgica y Polonia. Coordinados por monitores de la organización De amicitia y por un trabajador de las brigadas municipales, los voluntarios están reconstruyendo el muro perimetral que separaba el Palmeral del barrio.

En horario de mañana y bajo un sol castigador, los jóvenes han saneado la cimentación del muro y van a colocar piedra natural para recuperar esta infraestructura que tenía 40 centímetros de anchura y 1,2 metros de altura. Además van a dejar mantener las aperturas históricas de este muro que daban acceso al Palmeral. Un participante estadounidense indicó que el trabajo «es muy duro pero gratificante» y añadió: «Pero no todo es trabajar». Él, como el resto de voluntarios, vino a la ciudad para conocerla y eso es lo que hacen los voluntarios por las tardes tras una jornada de intenso trabajo.

Proyectan mejoras en la infraestructura

El horno de calcinación de cinabrio para obtener mercurio tipo aludeles que se inauguró en la ciudad en el año 1888 ha despertado interés en la organización no gubernamental Proyecto Asilo que está redactado un proyecto para restaurar este conjunto monumental que incluye el horno y la casa de mineros así como su entorno más inmediato. El edil Manuel Gallud adelantó alguno de las principales características de este proyecto que «se estructurará en varias fases para que puedan irse acometiendo las obras paulatinamente». Así dijo que «lo más peculiar del proyecto es la reutilización de elementos que resulten de demoliciones». r. v.