En otro argumento, la defensa considera que aunque los hechos fuesen así, que no se hubiese invitado a tres despachos, no se habría cometido un delito de falsedad por «resultar inocua la mendacidad que contiene el documento»; es decir, la mentira. «Es jurídicamente irrelevante -dice el alegato del defensor- ya que la contratación podría haberse realizado prescindiendo de las mismas, sin que haya afectado a ninguna de las funciones propias del documento». Pero también se desestima, teniendo en cuenta, entre otros argumentos, el importe económico del contrato. «No era irrelevante que el informe externo viniera revestido de las mayores garantías procedimientales posibles -dice el TS- pues esa circunstancia podía influir en la justificación de la decisión que otros pudieran adoptar respecto del sentido de su voto frente a informes técnicos internos de sentido diametralmente opuesto al nuevo informe. El documento acredita falsamente que en la tramitación se había cumplido con una exigencia solo prevista para supuestos de contratación de mayor importancia económica, y por lo tanto, tendente a una ampliación de las garantías de objetividad e imparcialidad».

La defensa también dijo para tumbar la condena por el delito de prevaricación, que la decisión de adjudicar la contrata no fue injusta, ilegal o arbitraria, ya que fue acordada por la junta de gobierno. La sala, en cambio, recuerda que la sentencia que se recurre ya dice «con claridad que las conductas que se describen se han realizado en ejecución con un plan preconcebido dirigido a la adjudicación del contrato de recogida de residuos sólidos. Esa es, pues, la resolución arbitraria» y añade en otro párrafo: «ninguna norma prohibía la unión de un informe externo, por más que en la sentencia se valore como algo inusual en el Ayuntamiento interesado, pero es evidente la prohibición de faltar a la verdad en cuanto al procedimiento seguido para ello» y concluye: «la modificación de la mesa de contratación justo antes de proceder a la votación de la propuesta, incorporando a dos miembros de su propiopartido que no llegaron a ver el expediente, y sin embargo, votaron acríticamente a favor de la propuesta del recurrente».