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ORIHUELA

La UMH investiga el ahorro de agua en la producción de uva para el sector vinícola

Ingenieros estudian la inclinación de las plantas para reducir los recursos hídricos necesarios sin perder calidad

La Universidad Miguel Hernández (UMH), en colaboración con el Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias, está desarrollando un cultivo experimental de viñedos que han sido monitorizados para estudiar distintas variables como el peso de las macetas en función del consumo de agua durante las 24 horas del día. Se trata de un estudio pionero en el que los ingenieros van modificando parámetros como la inclinación y orientación de las jardineras con el objetivo de conseguir una disminución de los recursos hídricos necesarios mientras se conserva la calidad del fruto. El objetivo final es ahorrar costes al productor y desarrollar sistemas automatizados de riego inteligente para hacer más competitivo el sector agrícola.

El ensayo está dirigido por el director del Máster en automatización y telecontrol para la gestión de recursos hídricos y energéticos de la UMH, Antonio Ruiz Canales, quien explica que la automatización de los procesos de producción está muy extendida en la industria pero no tanto en el campo de la agricultura, de ahí que la institución docente esté apostando por desarrollar estas nuevas tecnologías que podrían tener una importante aceptación en este sector productivo.

Las viñas con las que se está investigando son de la variedad «bobal», muy extendida en municipios productores de uva como Requena. Las plantas se encuentran en decenas de macetas, 16 de las cuales están monitorizadas y sobre un «lixímetro», que es una estructura metálica de aluminio dotada de células de carga capaces de medir minuto a minuto el peso de la planta en función del agua que les llega. Esas variables se registran después en un sistema que deriva los datos a una web y permite controlar el líquido que consumen en tiempo real.

Las jardineras disponen asimismo de un depósito para calcular el agua drenada y están vinculadas a una estación climática que mide la evaporación y la transpiración de los vegetales. Algunos de estos se encuentran dispuestos en diferentes grados de inclinación para estudiar si varía el consumo de agua. De esta forma, los investigadores son capaces de realizar un balance hídrico y de hacer una comparación de los distintos resultados sobre la cantidad de agua que consumen.

El objetivo final es diseñar sistemas inteligentes de riego especialmente dirigidos a grandes explotaciones agrícolas para así ahorrar costes y conseguir un producto de la máxima calidad, que se podría destinar después al sector vinícola.

El experimento se podrá aplicar después a otras variedades de producción con el mismo propósito de impulsar la competitividad. Ruiz Canales concluye que antes de que finalice este año podrán presentarse los resultados de este ensayo pionero en todo el país.

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