La inusual temperatura registrada este invierno, con máximas por encima de lo habitual, ha propiciado que las orugas de la procesionaria hayan eclosionado ya en espacios naturales como la Sierra de Redován. La plaga se ha adelantado más de dos meses, se ha hecho más fuerte y ha obligado al Ayuntamiento a actuar antes de que inicie la fase de descenso desde el árbol a la superficie, puesto que produce reacciones cutáneas en las personas y es especialmente peligrosa para los animales de compañía como los perros.

En Redován son dos operarios municipales los que están trabajando para retirar las bolsas en las que se refugian las orugas antes de bajar de los árboles en fila para buscar algún lugar donde enterrarse y seguir el ciclo en el que acaban convirtiéndose en mariposas. Los trabajadores utilizan trajes blancos que les protegen desde la cabeza a los pies y emplean mascarillas.

La actuación se enmarca dentro del plan que está ejecutando el municipio para proteger un espacio natural que se ha visto muy afectado por la plaga del Tomicus destruens, que ha arrasado más del 80% de los pinos. Las tareas para eliminar los árboles muertos continúan estos días con la ayuda de una brigada enviada por la Conselleria de Medio Ambiente que estará tan sólo una semana en la zona oeste, donde no se pudo intervenir con la máquina retroexcavadora debido a que existe una microreserva de Periploca y Cola de gato. Según fuentes municipales, se trata de la única brigada del Consell que está trabajando en toda la provincia de Alicante, de ahí que vaya a permanecer tan poco tiempo en Redován. Por su parte, el consistorio ha dispuesto cuatro trabajadores durante dos meses para actuar sobre la zona centro y este.

Fondos europeos

Una vez acabada esta fase del trabajo, habrá que eliminar los árboles sin vida de las zonas más escarpadas de la Sierra, con pendientes de hasta un 70%. El concejal de Medio Ambiente, Ramón López, explicó que se está elaborando un proyecto de intervención junto a técnicos de Diputación, que servirá para pedir fondos a la Unión Europea para terminar la limpieza de la Sierra. Aunque los centenares de árboles nuevos, especialmente algarrobo o ciprés cartaginés, se han adaptado bien y están en plena fase de crecimiento, lo cierto es que el Tomicus sigue haciendo estragos entre los pocos pinos que quedan vivos.

Mientras el foco en Redován está bastante controlado, existen zonas cercanas como la Sierra de Orihuela donde apenas se ha hecho nada, lo que contribuye a que el insecto siga expandiéndose hasta otros puntos de la Vega.