La visita guiada a la rábita islámica tuvo una pequeña parada en el vivero forestal de la ciudad, situado en el interior de la pinada de Guardamar del Segura. El arqueólogo de la ciudad, Antonio García, explicó que la creación de este vivero a principios del siglo XX fue trascendental a la hora de frenar el avance de las dunas y asentarlas en el territorio, pues de no haberse realizado, el avance de las mismas habría acabado con la ciudad. En él se concentran la mayor parte de las especies que hoy forman la gran pinada que llega hasta territorio ilicitano. i. j. i.