El Consejo escolar del Colegio Nacional Primo de Rivera acordó ayer mantener el nombre de este centro educativo. La decisión se adoptó por una aplastante mayoría: 18 personas votaron en contra de cambiarlo y sólo una, la concejala de Educación, Ana Belén Berná, a favor de rebautizarlo. Aunque dicha votación era secreta, no es un secreto cual fue el posicionamiento de gobierno local en este asunto.

La resolución de ayer supone todo un desafío al tripartito (PSOE, IU y Somos) que hace unas semanas aprobó una moción que incluía «instar a los órganos competentes, por motivos obvios de incompatibilidad con los principios democráticos, el cambio de denominación» de este colegio de Educación Infantil y Primaria.

La medida sentó ayer como un jarro de agua fría a los gestores municipales, que mantenían la esperanza de que el Consejo escolar, en el que están representados el claustro de profesores, la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) así como un miembro del gobierno municipal, abogara por el cambio. No obstante, este asunto parece que todavía no está cerrado y puede que sea la propia Generalitat la que invite al centro a que lo cambie. Según fuentes municipales, el gobierno valenciano ha pedido a los Ayuntamientos una relación de los elementos que todavía existen y que evocan a la dictadura franquista para obligar a que sean eliminados en base a la Ley de Memoria Histórica. No obstante, el nombre del Colegio Nacional Primo de Rivera no estaría ligado directamente a la dictadura, por lo que no se sabe qué pasara.

La intención de cambiar el nombre de este centro educativo no es la única polémica surgida por propuestas del tripartito. El hecho de querer «eliminar o trasladar» la Cruz de los Caídos que rinde tributo a José Antonio Primo de Rivera, también ha generado un intenso debate con posiciones enfrentadas. De hecho, ahora se ha comenzado una recogida de firmas para exigir que el monumento al fundador de la Falange no se toque porque es «un símbolo de amor».