Si la «guerra» entre las administraciones deslució el pasado martes la entrega de llaves de la Casa Natal por parte del Consell al Ayuntamiento, al reprochar el alcalde de Orihuela, Emilio Bascuñana, al presidente Ximo Puig la imposición del valenciano y la necesidad de ultimar los trámites para la cesión de los demás inmuebles, que ocuparon mucho más tiempo de su discurso que el propio Miguel Hernández, la situación a nivel local no es muy distinta.

El bipartito de PP y Cs no pasan por su mejor momento. Buena prueba de ello es que el pasado martes, la Concejalía de Cultura organizó una serie de actos en el Rincón Hernandiano para conmemorar la efeméride y durante toda la jornada, ni un solo edil del PP, ni siquiera el propio alcalde, se acercó allí, algo que sí hicieron el resto de los grupos municipales. El distanciamiento entre el «matrimonio político» también se evidenció el pasado viernes durante los Murales de San Isidro. La inauguración contó con la presencia de la edil de Cultura, Mar Ezcurra, y representantes del resto de formaciones. El equipo de gobierno popular presenció la escena desde un bar cercano y tan solo visitaron el entorno una vez concluido el acto en vez de acompañar a la concejala que es su socia.