Alejado de la vida pública desde hace unos años, confiesa que ha decidido volver al primer plano de la política ante la deriva que estaba llevando su partido.

Andrés Ballester es el único de los tres candidatos que no tiene un cargo público. Su carrera política es abultada. Fue concejal y diputado autonómico en los años de bonanza económica y cuando el Partido Popular de Orihuela era el más envidiado entre los PP de la región por los abultados resultados electorales. Descarta postularse como candidato a las elecciones de 2019 si sale elegido presidente del PP de Orihuela.

La entrevista la realizamos en la plaza del Carmen poco antes de la cita que tiene con otro de los candidatos a la presidencia, Dámaso Aparicio, para tratar de acercar posturas y unir esfuerzos, aunque las negociaciones, finalmente, no dieron sus frutos.

¿Cómo ve sus aspiraciones a presidir el PP?

Con mucho ánimo. Estoy hace tiempo alejado de la vida pública pero sí quiero participar en la vida orgánica de mi partido porque veo que tiene unas sensaciones que no son buenas. El PP necesita que se pacifique, juntar al máximo de gente posible.

Como dice, lleva un tiempo alejado de la política. ¿Por qué ha decidido regresar y tratar de asumir las riendas?

Me he decidido a presentar mi candidatura por los desencuentros que veo y que están escenificando estos días miembros del grupo municipal popular. Y esto está confundiendo a la militancia. Yo quiero unidad y en eso estoy estos días, en tratar de que se integraran todos en mi candidatura. Pero no hay voluntad. Lo he intentado por activa, por pasiva y reflexiva. Todos quieren mantener su posición o su sueldo.

¿Qué cambiaría en el PP local?

El partido, además de sumar y multiplicar, hay que ordenarlo y retomarlo desde las bases más profundas, integrando a la gente que se fue por los mismos problemas que hay ahora, donde priman las cuestiones personales.

¿Ha sentido presiones para retirar su candidatura?

Sí, sí, sí, claro que lo han hecho (sonríe). No sé el por qué de esas presiones. No sé qué es lo que temen de un tipo que, además, presumo de escribir un libro que se llama «La historia de un político no imputado nunca». Soy «rara avis», y a lo mejor es por eso.

¿Cómo está viendo desde fuera esa lucha interna dentro del seno del equipo de gobierno?

Aquí se está repartiendo algo que no se tiene y, de seguir en esta lucha interna de cargos públicos, vamos a ir a peor. Creo, además, que se está tutorizando muy mal esta situación en Orihuela por parte de instancias superiores del partido. Ha habido exceso de ocultismo y hay que hacerlo desaparecer en política. Yo me siento en medio de esa guerra y quien genera esos problemas no pueden ser parte de la solución.

¿Cuáles serían las primeras medidas que adoptará si el lunes es elegido presidente del PP?

Lo primero integrar a los 22 miembros de cada una de las otras dos candidaturas en el comité ejecutivo. El partido puede ser todo lo amplio que el presidente quiera, y, así, unir de nuevo los cimientos que ahora estás resquebrajados.

¿Sus aspiraciones pasan por la alcaldía?

No, para nada. Sólo quiero estar en la parte orgánica para reconstruir el partido.