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El Ayuntamiento de Torrevieja impulsa la creación de una reserva marina en su litoral

El Ayuntamiento encarga un estudio para reclamar al Gobierno la protección de su costa con su gran pradera de posidonia como principal referente

El Ayuntamiento de Torrevieja impulsa la creación de una reserva marina en su litoral

¿Una reserva marina como la de Tabarca o las Islas Columbretes en el litoral de Torrevieja? El Ayuntamiento torrevejense lo cree posible. Y no es solo una idea. En estos momentos el municipio oferta un contrato menor para que una empresa especializada lleve a cabo un estudio preliminar sobre la implantación de una reserva marina en el litoral torrevejense.

El informe, a entregar en un año una vez sea adjudicado, debe describir la viabilidad técnica, social y legal de la creación de una reserva marina en el litoral de Torrevieja. litoral de TorreviejaEl activo medioambiental que puede justificar sobradamente esta figura de protección equivalente a la de parque natural en tierra es un bosque sumergido, desconocido para la mayoría, que se encuentra entre la superficie y los 5o metros de profundad. Justo allá donde pueden llegar los últimos rayos de luz solar. Su misión: dar oxígeno al Mediterráneo. Y el bosque es, nada menos, que una gran extensión de posidonia oceánica, la del litoral de Torrevieja que, en función de los datos con los que se cuenta en estos momentos, es uno de los mejores conservados de la costa sur española.

La presencia de algas -en realidad son plantas-, tan abundantes en los arribazones que encontramos en las orillas de las playas y que tanto molestan a los turistas, es uno de los mejores indicativos de la buena salud ambiental de este rincón del Mediterráneo.

Una de las comparaciones más usadas para destacar la importancia de la posidonia es su capacidad para oxigenar el agua del mar y la atmósfera. Cada metro de pradera de posidonia capta más CO2 que ningún otro bosque, y puede generar entre 4 y 20 litros de oxígeno diarios. Cinco veces más que un metro de selva amazónica. La presencia de pradera de Posidonia fue determinante para que a mediados de los ochenta se pudiera crear la primera reserva marina de España en Tabarca, que además de vocación de protección ambiental de un espacio subacuático único, se pensó como una fórmula para preservar los recursos pesqueros.

La reserva marina, cuya creación depende del Ministerio de Medio Ambiente, se ubicaría en un área que ya cuenta con un ámbito de protección muy importante. El de Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) de Cabo Roig, creado en 2006 con 4.687 hectáreas marinas, comprendidas desde el frente litoral de Guardamar del Segura hasta Pilar de la Horadada. También la Zona de Especial Protección para las AVES (ZEPA), con otras 126.000 entre Tabarca y Cabo de Palos, confirmada en 2014. Aunque se trata de máximas figuras de protección ambiental de rango europeo, el desconocimiento por parte de las propias autoridades de esa legislación y la falta de medios para actuar contra los ataques ambientales las hacen casi inoperantes sobre el terreno (el mejor ejemplo es lo que está ocurriendo con Sierra Escalona y la Dehesa de Campoamor). La reserva marina, como los parques naturales, sí que son dotadas de personal, recursos financieros anuales y medios propios de vigilancia y control de su ámbito.

Pesca

El proyecto torrevejense, que cuenta con un presupuesto de 19.000 euros, debe recoger aspectos como la caracterización bionómica del litoral sumergido y sus usos pesqueros, además de realizar una propuesta de zona de protección. La actividad pesquera, no solo industrial sino también la recreativa, es un factor de gran importancia para impulsar la reserva marina porque en caso de lograrse la actividad quedaría limitada. Las flotas de arrastre por ejemplo tienden a vulnerar la protección del LIC todos los inviernos, provocando daños en la pradera de posidonia. Y en especial el impacto generado por la pesca recreativa, con el fondeo de cientos de embarcaciones y una capacidad extractiva mucho mayor de la que pueda suponerse por la falta de control, es una amenaza para este extraordinario hábitat.

Las sanciones a las que se somete a la pesca industrial o artesanal brillan por su ausencia en la pesca recreativa, que por sus características y amparadas en su carácter lúdico, deportivo o turístico pueden competir con el sector artesanal de la flota profesional con total impunidad. La reserva marina no prohibiría estas actividades. Las regularía.

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