«La Posada del Parejo, tradición y vanguardia, en un edificio con personalidad propia». Lo que antes era un engorro para los promotores ahora se ha convertido en reclamo. Pisos de lujo comercializados con precios que alcanzan los 360.000 euros y que venden su carácter protegido como uno de sus principales alicientes. Ese va a ser el futuro del edificio de la Posada del Parejo, catalogado en el Plan General por su interés arquitectónico en la calle Azorín de Torrevieja. Aunque la empresa oriolana no cuenta con licencia para construir los pisos ya está comercializando las ocho viviendas de entre 120 y 200 metros cuadrados en cinco alturas, aparcamientos subterráneos, bajo comercial, y terraza con piscina.

Lo que no indica la publicidad inmobiliaria es que cualquier autorización, tal y como ha advertido el Ayuntamiento, está a expensas de que la empresa cumpla con las indicaciones del expediente de peligrosidad abierto hace casi 13 años -y que nadie en el Ayuntamiento reactivó hasta este mandato-. Y si no cumple no podrá contar con licencia de obra mayor. De ese expediente de peligrosidad la mercantil solo ha abordado las actuaciones de consolidación de la fachada, con un aparatoso andamio, en enero de este año.

La empresa recurrió en el juzgado de Lo Contencioso contra la orden municipal de abordar otras actuaciones que los técnicos dividen en urgentes y definitivas -y que requieren un presupuesto de 436.000 euros-, y acaba de perderlo. Uno de los argumentos esgrimidos por la empresa para intentar eludir la obligatoriedad de conservar elementos protegidos, deteriorados tras un derrumbe de la estructura parcial a principios de 2017, es que el Ayuntamiento no registró el expediente de peligrosidad que arrastraba la edificación desde 2005. Por lo que, asegura, no lo conocía cuando compró el edificio en 2015. Aunque era evidente desde el exterior para cualquier peatón -sin ser promotor, ni arquitecto- porque los anteriores propietarios tuvieron que proteger la acera fachada de la caída de cascotes con una marquesina.

Esos propietarios lograron una resolución judicial favorable que permite levantar hasta cinco alturas y terraza, mientras se preserve la fisonomía de la fachada, algo que otorga mucho mayor valor a la finca. El mismo proceso se ha producido en los últimos años con inmuebles catalogados en el Plan General -como es el caso de la Casa de López Dols, propiedad de una Fundación presidida por el alcalde de Torre. O en la misma calle, la sede de la Asociación de Pensionistas y Jubilados, propiedad municipal. Unos proyectos en altura y que buscan la rentabilidad inmobiliaria y que desvirtúan por el objetivo de la protección original, el conservar la tipología de planta baja y una altura, reflejo de la historia local del último tercio del siglo XIX y principios del XX.