Estrenó el Lunes Santo torrevejense nuevo paso con imagen de Mater Dolorosa. La de María Santísima de la Victoria, titular de la Hermandad de la Última y Sagrada Cena, realizada por el escultor e imaginero local Víctor García, fue bendecida en Granada en 2016 y anoche se abrió camino por las calles de la ciudad en la que es una de las procesiones más completas. Seis Cofradías, ocho pasos y muchos guiños al collage en que se ha ido convirtiendo esta gran manifestación religiosa en Torrevieja.

Una Semana Santa viva e inconclusa que continúa creciendo paso a paso con los rasgos poliestilísticos y multiculturales que le aportan su propia personalidad.Por primera vez también procesionando en Torrevieja en este nuevo paso de la Santísima de la Victoria, costaleros y costaleras aunando esfuerzos en las entrañas de su armazón. Y para que el público devoto y menos devoto pudiera comparar, en la de anoche se ofreció el variado repertorio de porteo de pasos devocionales. Desde el procesionar con ejes y tracción mecánica, a la carga de andas y brazales de los portapasos. Y ahora también al más puro estilo sevillano, los portadores y portadoras de costal o costaleros/ costaleras. Cargando en la séptima vértebra cervical sobre la arpillera la dura penitencia de la trabajadera del paso. Como en Sevilla. O casi casi. También la Cofradía de la Convocatoria, una de las de mayor solera (1953) ofreció novedades al numeroso público que esperó lo que hizo falta para no perderse el desfile procesional.

La imagen del Cristo de la Samaritana (o de Samaria) portó una corona-nimbo prestada de forma excepcional durante este ciclo pasional por la Cofradía del Lavatorio de Elche. Mientras la Cofradía de la Flagelación añadió también otra imagen de García Villalgordo a su recreación evangélica, la de un ángel que, como peculiaridad, portará cada año la túnica de un Cristo de las cofradías salineras «en señal de unión y fraternidad» de una Junta Mayor renovada bajo la dirección de Ignacio Súarez.

Con el «levantico» que suele anunciar la lluvia en Torrevieja, se echó a faltar el palio de la nueva Mater de la Victoria, imponente en su desnudez de dosel y entre la cerería que la envuelve. Espectacular como siempre, el paso de la Última y Sagrada Cena con el esforzado conjunto escultórico de los Doce. Procesionar de precisión milimétrica en cada giro. Y destacando por la internacionalidad de sus componentes, la Cofradía de Nuestro Padre Jesús en la Oración del Huerto de los Olivos, que mantiene la presencia de un buen número de residentes británicos entre sus filas, aunque la edad de algunos y las condiciones físicas de otros les impiden portar a hombros el grupo escultórico como lo hacían en años anteriores. Continúan, eso sí acompañando al paso que dieron popularidad (el paso de «los chanes»), fieles a su cita, pese a bajas y brexits, y procesionaron con la seriedad que caracteriza al que en número supone el principal colectivo de residentes extranjeros en Torrevieja -con permiso de los vecinos rusos-.

Manda la tradición que las procesiones en esta ciudad se endulcen con gran variedad de caramelos, bombones y chocolates, amén de toda clase de bollería en miniatura con las «monicas» por bandera, cuyo obsequio a los asistentes a cada desfile procesional se ha ido extendiendo año a año. Es una parte de la rica gastronomía semana santera torrevejense y de la Vega Baja de la que cualquiera puede participar. Solo hay que esperar con paciencia el paso de la procesión, ayer además con ayuda de bolsas de papel reutilizables repartidas por el Ayuntamiento de Torrevieja. Y todavía estamos a Martes.