Previo al inicio de la pasada campaña electoral -a partir del domingo el «sudoku» de formar gobierno- una televisión comarcal me invitaba a participar en la tertulia «la infra financiación de la Vega Baja» reuniendo en una mesa a representantes empresariales, Pedro Mancebo -Cámara Comercio Orihuela- y Pedro Menárguez -JOVEMPA- junto al político popular Joaquín Albadalejo y quien esto suscribe, del partido socialista. De esta mesa me he permitido compartir algunas reflexiones.

La financiación comarcal está claramente por debajo del potencial del territorio por habitante y por capacidad productiva -diagnóstico compartido- con un histórico déficit estructural. Vivimos atrapados en una espiral de infra financiación «al cubo». La Comunidad Valenciana recibe menos de lo que aporta a la cola de la financiación por habitante de las comunidades autónomas de régimen común. El reparto territorializado de inversiones Castellón, Valencia y Alicante castiga la provincia del sur que recibe sistemáticamente una aportación por debajo de la media. En el «sur del sur» los fondos aplicados a la Vega Baja de los asignados a Alicante no responden a nuestra realidad económica y poblacional. La revisión del modelo de financiación autonómica, pendiente desde 2014, es prioridad para el presidente Ximo Puig. En la distribución de fondos provincial y comarcal de la Comunidad Valenciana podemos, y debemos, ejercer mayor protagonismo.

Nuestra oportunidad como comarca densamente poblada -350.000 habitantes- economía dinámica y geoestratégicamente situada en el triángulo Cartagena/Murcia/Alicante apunta a reproducir modelos de trabajo ya contrastados. El esfuerzo colaborativo de «abajo arriba» sociedad civil y administración -local, autonómica, nacional, diferentes partidos políticos- en la reivindicación de lo que se ha definido «Área de Oportunidad Logística Vega Baja» muestra la operativa a seguir. Condición necesaria, diagnóstico adecuado y consenso sobre los proyectos a priorizar, articulando de manera sistemática nuestro posicionamiento territorial.

La base de trabajo un documento ya disponible, el que en noviembre 2018 suscriben organizaciones empresariales de la comarca -Cámara Comercio Orihuela, ASEMVEGA, JOVEMPA, PROVIA, Juzgado Privativo Aguas Orihuela y Federación Regantes CV- estableciendo áreas prioritarias de actuación. El documento señala la 'vertebración del territorio' con el desarrollo del Área Oportunidad Logística Vega Baja, la duplicación N-332 Torrevieja, el desdoblamiento CV91 y CV95, el tren de la Costa y peaje en la sombra de la AP7. Apuesta por «agricultura y agua» con un posicionamiento de marca, innovación tecnológica y transferencia de conocimiento universidad al sector, aseguramiento de agua en cantidad y calidad, defensa del Tajo-Segura y derechos concesionales, modernización del regadío y limpieza del cauce. Completa las prioridades «el turismo» de modelo sostenible y ciudad inteligente -Smart City- equilibrando promociones inmobiliarias en el territorio y la especificidad del turismo residencial como actividad económica.

En septiembre 2019 estaba prevista una «cumbre de alcaldes» auspiciada por Cámara Orihuela alrededor de este documento, esos días la comarca sufría el devastador efecto de la DANA, la cumbre se traslada a octubre. Del encuentro surgía el foro «Fuerza Vega Baja» y la mesa de seguimiento que supervisa las ayudas e infraestructuras públicas destinadas a superar la catástrofe. Ese liderazgo de la sociedad civil, básico para que el liderazgo político se active, debe ampliar su objeto más allá de las necesidades de reconstrucción -prioritaria y urgente- e incorporar a su agenda las reivindicaciones de medio y largo plazo ya definidas. La redacción del Plan Acción Territorial Vega Baja se inicia en breve, un documento clave en nuestro futuro donde la definición de suelo como «input» de la actividad económica turismo residencial es fundamental y posible, compatibilizando dicho uso con el equilibrio medioambiental de una huerta que pierde en los últimos años 10.000 hectáreas de cultivo.

La cultura de «lobby», de grupo de presión, no ha sido práctica habitual de nuestro territorio. Disponer de un interlocutor directo en los espacios de decisión -lo comentaba Pedro Mancebo- es esencial para lograr financiación. En un mundo competitivo de recursos escasos, y un presupuesto público lo es, las oportunidades aumentan en proyectos que generan consensos social y territorialmente. Toda crisis, la nuestra hoy se llama DANA, implica oportunidad. No será fácil, la situación actual es dura, pero el movimiento está en marcha.