Joseph y Beryl llegaron hace 22 años a Rojales para disfrutar de su jubilación y de la Seguridad Social. Hoy en día desconocen si tendrán que contratar una póliza médica privada y si les dará para pagarla, lo que les podría obligar a regresar a Manchester. La Sanidad pública es una oportunidad laboral para miles de españoles en el Reino Unido y un seguro de bienestar para miles de británicos en España. Los residentes extranjeros de ambos países temen que el Brexit destruya sus proyectos de vida.

Joseph y Beryl Boothby, se establecieron en la urbanización Ciudad Quesada en 1997 para disfrutar «del buen tiempo y del carácter acogedor de los españoles». Como otros miles de jubilados británicos, buscaron una casa cerca del mar bajo cielos claros. Cumplidos los 80 años, si les da cualquier achaque acuden a su médico de cabecera, la doctora Teresa Esteve, en cuya consulta cuelga un cartel que dice: «Si usted no habla español, le agradecemos que acuda acompañado por un traductor».

Beryl -a diferencia de su marido, que chapurrea algunas palabras-, no ha aprendido «nada» de español en dos décadas. Apenas les hace falta porque viven rodeados de compatriotas, pero en cuestiones de salud prefieren no perder ni una palabra, así que hacen caso al cartel y acuden con Steve Ford, intérprete autónomo por horas.

Joseph y Bery creen que la Sanidad española es «maravillosa», incluso «mejor» que la del Reino Unido, un comentario frecuente en esta provincia, en la que viven 65.000 de los 235.000 ciudadanos británicos inscritos en España, su mayor colonia. Según Ford, todos aprecian el sistema sanitario español, que les permite obtener una cita médica «en uno o dos días» y donde las listas de espera para una intervención quirúrgica «no son demasiado largas».

La mayoría de ellos tiene miedo a que una salida de la UE les deje fuera del amparo público. El Gobierno británico se ha comprometido a seguir cubriendo su atención sanitaria -por la que pagó 316 millones de euros en 2018- hasta el 31 de diciembre de 2020. Sobre lo que pasará después, no hay ninguna certeza. Muchos temen verse obligados a volver por no poder pagar una póliza privada. Ford conoce a dos parejas que regresaron al Reino Unido en una sola semana porque estaban «muy, muy preocupados».

«El lío del Brexit»

El Brexit, el dichoso «lío del Brexit», es culpa de los políticos, coinciden Beryl y Joseph. Casi todos sus vecinos creen que un movimiento de esta dimensión jamás debería haber sido sometido a referéndum. «Son decisiones que tiene que tomar los parlamentarios elegidos en las elecciones», apunta Ford. La mayor parte de los «nuevos alicantinos» son jubilados de unos 70 años que vinieron atraídos por el golf, el mar y el sol. El Brexit les ha generado una inquietud con la que no contaban a estas alturas de su vida.

Las oficinas diplomáticas del Reino Unido en España organizan reuniones informativas para aclarar la situación y tratar de calmarlos, pero el nerviosismo es palpable. De momento, «lo más importante» es que cambien su permiso de conducir británico por uno español y que estén registrados en la Oficina de Extranjería, apunta la cónsul británica en Alicante, Sarah-Jane Morris.

Si hay Brexit con acuerdo y están inscritos como residentes, mantendrán sus derechos sanitarios. Si la salida es «salvaje», solo podrán conservarlos aquellos que contribuyan a la Seguridad Social o estén suscritos al convenio especial.

Beryl y Joseph respiran aliviados, no tienen nada grave, solo problemas inherentes a la edad. Su chequeo ha concluido y ya está registrado en los archivos del centro público de salud. En la consulta de la doctora Esteve no se habla de política.