En estos días de Cuaresma, en Orihuela se lleva a cabo un tradicional acto, convertido en un clásico previo a la Semana de Pasión de la mano de la Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo de la Buena Muerte de la localidad, pues de hace prácticamente veinte años el Santuario de Nuestra Señora de Monserrate acoge la celebración de una eucaristía anual, en la que participa de manera activa hermanos.

Pero esta cita, que congrega a centenares de personas, es especial por la espectacularidad sonora del concierto extraordinario que ofrece el Quinteto de metales "Ginés Pérez de la Parra" y los Cantores de la Primitiva Pasión "Federico Rogel " en este templo dedicado a la patrona de Orihuela, que queda iluminado por la luz de las velas mientras suenan los instrumentos y las voces, creando un lugar único de recogimiento entregado a la talla Santísimo Cristo de la Buena Muerte (1940), de la escuela de José Capuz.

El especial acto de la tarde-noche de ayer fue presenciado por los cargos honoríficos de esta Semana Santa 2020, destacando a la Glosadora del Pregón, María Dolores Bregante Illescas, el Abanderado en la Procesión General de Viernes Santo, Alejandro García Rocamora y el Caballero Cubierto, Miguel Ángel Morcillo Rodenas, estos dos últimos repitiendo la distinción debido la suspensión de la procesión de 2019 por las condiciones climatológicas.

También, estuvieron presentes en un lugar privilegiado, el presidente de la Junta Mayor de Cofradías Hermandades y Mayordomías de la Semana Santa de Orihuela, José Sáez Oronis, y los concejales de Hacienda, Patrimonio y Patrimonio Histórico, Rafael Almagro, y de Fiestas y Turismo, Mariola Rocamora, quienes fueron testigos de otros momentos, como la interpretación adaptada por Elisa María Chumillas Ruiz del recitado la poesía de la Hermandad a la música de la "Madrugá", además del acto solemne de bienvenida de los nuevos hermanos.

La Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo de la Buena Muerte de Orihuela saldrá en procesión en la madrugada de Viernes Santo, con hábito color marfil y capucha marrón con decenario colgado a la cintura, desde el Colegio Diocesano de Santo Domingo, realizando uno de los desfiles religiosos más esperado, contemplado y grandioso de la Semana Santa oriolana.