«Volvimos a revivir la angustia de septiembre por la riada, es intolerable vivir así». Así de enfadada se mostró ayer la alcaldesa de Almoradí, María Gómez, tras apenas haber dormido el martes por la noche por las filtraciones de agua en la mota del río, en el mismo punto donde el Segura se desbordó el pasado mes de septiembre, provocando las peores inundaciones en 140 años. El agua estuvo saliendo hasta ayer por las grietas que hay y entre los huecos de las enormes rocas que se amontonaron allí tras romperse el río hace más de seis meses como medida de urgencia para parar la salida del Segura de su cauce.

El muro de contención, que no tenía sujeción por detrás, no resistió la crecida del río y se rompió, destrozando las casas que tenía enfrente y provocando inundaciones en varios municipios de la comarca. La Confederación Hidrográfica del Segura (CHS) inició entonces unas obras de emergencia con la inversión de 1,6 millones de euros para reconstruir el muro y reforzarlo. Unos trabajos que tenían una duración de tres meses debido a la urgencia y que debían haber terminado hace más de un mes. Sin embargo, no es que no hayan aún acabado, es que queda mucho por hacer, algo que ha indignado a la regidora almoradidense por el peligro que supone tener esa zona sin protección ante una crecida del río, como la que se ha producido esta semana.

El incumplimiento de los plazos ha propiciado que el río vuelva a tener importantes filtraciones en la llamada zona cero de la riada que han destrozado el camino de acceso a las viviendas de la zona, por segunda vez en dos meses. El Ayuntamiento advirtió del peligro la tarde del martes a las familias que viven allí, aunque finalmente no tuvieron que ser desalojadas. «No podemos sufrir estos episodios con tanto peligro porque la CHS tenga el río sin reparar a pesar de su compromiso de hacerlo en tres meses, estoy indignada», señala María Gómez. «Cuando se actúa en situaciones de emergencia hay que poner todos los medios necesarios para evitar los riesgos a la población y se podían haber puesto, y ahora le exigimos a la CHS que los pongan de inmediato para no tener que vivir otra situación así», explica la alcaldesa.

Insistencia

El Ayuntamiento de Almoradí se ha dirigido en varias ocasiones a la CHS por el retraso de estas obras que el organismo de cuenca dijo que durarían «tres meses como máximo». En vista de que transcurrido el plazo las obras -como era de prever- no estaban concluidas, el consistorio volvió a insistir, y el 4 de febrero la alcaldesa del municipio, junto al edil de Urbanismo, mantuvieron una reunión con el presidente de la CHS, Mario Urrea, quien reconoció el retraso y les dijo que, hasta esa fecha, se habían preparado los terrenos, retirado el muro afectado y hecho los cálculos del nuevo, el cual tendrá un grosor y armado mayores que el anterior, además de más altura y un refuerzo en su parte trasera que dejará la mota a la misma altura del muro.

La alcaldesa exigió «celeridad» y que mientras las obras no finalizaran se mantuviera una especial atención y guardia permanente ante episodios de nuevas crecidas, como ya ocurrió a consecuencia de la reciente borrasca «Gloria». Las llamadas telefónicas de la alcaldesa al presidente de la CHS han sido continuas, y todas «encaminadas a lograr un único objetivo: reparar la rotura del río y acabar con la incertidumbre de que vuelva a romperse», señala la regidora, quien el martes mantuvo otra conversación con Urrea que ordenó enviar camiones a la obra que rellenaron con arcilla los huecos de las rocas. «Eso es solo un parche y seguimos teniendo una zona crítica», se queja García, quien señala que «me he cansado ya de las reuniones, como el plan Vega Renhace, queremos soluciones y que se arreglen primero las infraestructuras que teníamos antes de la DANA; más acción y menos reuniones que no sirven para nada».